Cazadores de partículas (1)

Cazadores de partículas (1)

dijous 01 de gener 2015 - 16:30 a diumenge 01 de març 2015 - 01:30
Cazadores de partículas (1)

En física de partículas, cualquier descubrimiento implica un nuevo comienzo. (Proverbio masái).

La ciencia no es una religión. Si lo fuera no tendríamos tantos problemas para financiarla. (Leo Lederman).

(En esta bonita foto se aprecian las dimensiones y la complicación de un acelerador de partículas)

 

¿A que es un cachondo el tío Leo, con ese humor judío tan fino? Ah, y mediten sobre el proverbio masái, que nos ofrece una visión exacta de la extrema complicación de la cosa cuántica.

No sé a quién le leí una bonita y pedestre explicación de los mecanismos de verificación de los bichos y los fenómenos cuánticos, así como de las dificultades que conlleva, pues se manifiestan a escalas espacio-temporales infinitesimales, de una pequeñez tal que está absolutamente fuera de nuestra intuición. La cosa va como sigue.

Un buen día, llegan a la tierra unos extraterrestres en misión científica y pacífica. De buena voluntad y vecindad, vamos (solo están a 100 millones de años luz de distancia…). Las autoridades terrestres los agasajan con mil y un eventos y celebraciones, y les franquean el acceso a todo el conocimiento humano. Para relajar a los bichos galácticos de las fatigosas jornadas de estudio, las autoridades terrícolas deciden invitarlos a ver un partido de fútbol. Los llevan al estadio y el partido comienza. Un momento, quietos todos. Antes de empezar el encuentro hay que decir que los alienígenas son incapaces de percibir los objetos redondos y pequeños, sobre todo los de color rojo. ¿Adivinan de qué color es la pelota? Bueno, pues empieza el partido y los humanoides ven a unos curiosos tipos en calzoncillos que van corriendo de aquí para allá como lelos, los del equipo azul enfrentados, al parecer, a los del equipo blanco. Ven que hacen piruetas, que pegan patadas al aire, que votan como si quisieran tocar algo con la cabeza, hacen cabriolas, corren como desesperados de un extremo al otro del campo, chocan entre ellos como si disputaran algo, realizan gimnásticos esfuerzos.... Todo ello supervisado por un tipo de negro (que no parece estar de buen humor) con un silbato, mediante el cual hace parar el juego y les dice cosas a los jugadores, que generalmente se irritan y hacen aspavientos. Los marcianos llegan a la conclusión de que aquél ejerce la autoridad sobre la tropilla.

Buena deducción, sí, señor. Los alienígenas también llegan a la conclusión, tras arduas investigaciones, de que los jugadores obedecen a patrones de comportamiento que se repiten con frecuencia, y que parecen indicar que hay algo que persiguen y se disputan ambos equipos enfrentados. Algo. Otra buena deducción, que les ha costado lo suyo deducir. En los extremos del campo hay unas porterías y debajo de ellas un jugador que no se mueve de allí. De tanto en tanto, y tras muchas jugadas inexplicables, el que está bajo la portería se lanza e inmediatamente después se ve que la red de la portería se alabea misteriosamente (con el consiguiente enfado del jugador que está en la portería), tras lo cual se para el juego. Días después, los turistas espaciales vuelven a su casa llevándose un porrón de información y también un vídeo del partido de fútbol. Ya en su planeta, y tras informar al Consejo Supremo Sideral (el Z12HJ/!, en su idioma local), se consagran a procesar la información recibida. Cuando llegan al vídeo del partido, y tras darle muchas vueltas y todo tipo de experimentos ópticos y demás, llegan a la conclusión de que lo que persiguen los terrícolas futboleros es un objeto redondo y rojo (por eso no lo pueden ver), al que llaman xzu12. Por tanto, todo el comportamiento de los futbolistas giraba en torno a xzu12. Han demostrado la existencia de un objeto real que no podían ver ni detectar, pero del cual intuían su existencia. Si se quiere hacer más redondo el ejemplo, puede añadirse que los extraterrestres construyen una sofisticada máquina para “ver” objetos redondos pequeños y rojos. Tras mucho esfuerzo, tiempo y tecnología, logran ver el partido con la xzu12 golpeada, parada y lanzada por los futbolistas.

Pues más o menos así funciona la experimentación en física de partículas. Se detecta que hay algo que tiene que existir pero se desconoce dónde está, cómo es realmente, qué hace y todo el rollo. Da pruebas de su existencia por rastros que deja, o por su interacción con otros algos, o por sesudos cálculos matemáticos, que después se tienen que verificar experimentalmente.

Por lo demás, no deja de ser curiosa la relación existente entre el infinitesimal tamaño de lo que se busca y los gigantescos aparatos para detectarlo. Para comprender cómo se comportan las partículas elementales, se tienen que montar gigantescos aceleradores de bastantes kilómetros de largo, dotados de potentes electroimanes y otros sofisticados y gruesos mecanismos. Ligado a ello, Penrose advierte de que uno de los problemas más profundos de la física cuántica se refiere al modo en que relacionamos los sucesos que se manifiestan en el mundo cuántico con el nivel en el que efectuamos los análisis de esos sucesos.  Un aspecto a tener en cuenta, ya que no hay relación medible entre las leyes que gobiernan el mundo cuántico y las del tamaño “humano”. Otro problema, pues, para los físiucos experimentales. 

PS.- Bon any nou a tots i totes!

Otro PS.- Y como sé que se han portado bien en 2014, les dejo una bonita canción del viejo Tigre de Belfast:

https://www.youtube.com/watch?v=MQO-9k6a-vA

 

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Sobre l'autor

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Salvador Martínez. Jubilado inquieto y curioso, que se pasea por una de las más apasionantes fronteras del conocimiento humano. Ante notario ha dejado escrita la frase que debe esculpirse en su lápida funeraria: "Aquí yace un tipo que dedicó su vida a comprender este mundo y sus alrededores. Fracasó."
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