(Esta  imagen es la prueba fehaciente de que no tenemos ni puñetera idea de la energía oscura).

Había dejao el rollo en que la mayor parte del Universo estaba formado por energía y materia. Ambas pueden presentarse en modo normal y en modo ni-puñetera-idea-de-qué-son. También me interesé por la equivalencia entre energía y materia, fastuosa y refulgente relación que estableció Einstein en la que tal vez sea la más brillante ecuación de toda la ciencia científica. Navegamos por aguas procelosas y oscuras, en las que nada es lo que parece ni nada es definitivo. El reino de la probabilidad, la conjetura y el vaya-usted-a-saber. Al ataque.

Bueno, bueno, bueno. Doy por sentado que los pacientes lectores que hayan llegado hasta aquí, ya hace rato que pasan de todo y no se creen eso que dice algún divulgador de que todo está claro en el Universo y todo está explicado. ¡Y una bosta!

Éramos pocos y parió la abuela, reza la sabia máxima. Otra cosa que no hay dios que la entienda es la energía oscura. Ya dije al principio de este bloque de artículos sobre los ingredientes del Universo, que se trata su componente más abundante. ¡Ay que joderse! De lo que hay más, es de lo que menos sabemos: el 70% de to lo vivo es energía oscura. Se ve que la energía que mueve las bolas del Universo, hace petar a las estrellas y lanzar chorrazos  de rayos gamma y demás a los bujeros negros y otros bichos poco recomendables, es mínima en comparación con la energía oscura.

A principios del siglo XX, cuando aún no habíamos perdido la inocencia, y podíamos estar relativamente satisfechos,  se daba por sentado que solo había una galaxia, la nuestra: la Vía Láctea. Angelitos. Sin embargo, un yankee llamado Hubble -por allá de 1919- descubrió que había más galaxias, y que el Corral era casi infinitamente más grande que lo que pensaban los autocomplacientes físicos. Pero la cosa no quedo ahí: también descubrió (a golpe de telescopio) que crecía a velocidad pasmosa, y las galaxias salían cagando leches hacia ningún sitio. A partir de ahí, un montón de evidencias experimentales han confirmado la inquietante visión de Hubble. Lo de que se están alejando lo explica el llamado efecto Dopler: cuanto más se aleja una estrella, más tiende su luz a desplazarse hacia el rojo del espectro cromático de las frecuencias de onda. Pues bien, hay un montonazo de galaxias y demás artefactos que están más rojos que un sioux.

Por tanto, tiene que haber una energía de te cagas, que haga correr al Corral a velocidad lumínica (incluso, para algunos, a velocidad supra lumínica: más de 300.000 km/s., que se dice pronto). Físicos y matemáticos se pusieron de cuatro patas en el misterio. Pero con magros resultados. Conclusión, y para no marear la perdiz: hay una energía indetectable que permea todo el Universo. De ahí lo de oscura. Y hay un porrón de ella. Solo podemos observar el efecto que causa en su alocado comportamiento dinámico. Y aquí paz y en el Cielo concierto de arpa.

Se supone que es la responsable de que el Universo se expanda a toda leche y que las galaxias salgan pitando hacia ni idea. Y cada vez más deprisa (Michael Turner). Debido al mogollón de energía oscura que tira p’alante (que no sé qué quiere decir, francamente).Conclusión deprimente: por mucho que se empeñen los matemáticos y los físicos, prácticamente no sabemos nada de nuestro Universo. Los más risueños hablan de la belleza del Universo y tal. ¿Belleza? Es la cosa más peligrosa, ignota, fría, inhóspita y rara que ha parido madre.

​Jimi Hendrix​ es uno de los mayores talentos del rock. Lamentablemente, se chutaba hasta las cejas y eso lo llevó al hoyo. Escuchen esta magistral versión de una canción de Dylan.

https://www.youtube.com/watch?v=TLV4_xaYynY