Danzad, danzad malditas (4)

Danzad, danzad malditas (4)

dijous 09 d'abril 2015 - 20:15 a dimarts 07 de juliol 2015 - 00:45
Danzad, danzad malditas (4)

La realidad no es otra cosa que la capacidad que tienen de engañarse nuestros sentidos (Einstein).

¿Ven como les decía yo que eso de la realidad era un follón de no te menees, un engaño, un truco de feria? 

 

(En este bonito dibujo se ven  unos electrones orbitando alrededor del núcleo atómico. Realmente la cosa no es así, pues se mueven por estadios de energía, pero ayuda a hacernos una idea).

Muy buenas. En el segundo capítulo de este rollo macabeo di una somera explicación del segundo fermión, el muón. Ahora debemos proseguir nuestro camino.

El tauón, la tercera, es como el hermano luchador de Sumo del electrón (es decir, con mucha masa), y una carga igual a este (-1). El tauón dura menos que un polo a la salida de un colegio, y se desintegra en partículas exóticas (ese sí que es exotismo y no el de la Polinesia), tales como bosones W y Y, quarks abajo, antineutrinos tauónicos… Para los más formales añadiré que electrones, muones, tauones (y neutrinos) forman la familia de los leptones, es decir, de las partículas que no se ven afectadas por la fuerza nuclear fuerte y tienen espín –giro cuántico alrededor de sí misma- definido por un número cuántico: -1/2. Nada, ni caso, es solo literatura descriptiva. El tauón tiene también una vida más corta que la cola de un conejo. En una billonésima de segundo se transforma en un muón y este en un electrón. Además del tauón negativo existe un tauón positivo (su antipartícula) y uno neutro. ¿A que es un cacao? Pues eso no es nada comparado con la cantidad de partículas exóticas que se dan de leches por todas partes del Universo universal. La realidad ya no es lo que era (si es que alguna vez fue lo que era)…

A continuación aparecen en escena los neutrinos (retengan el nombre), que son más raros que un perro verde, verde y con dos colas y cuatro ojos; y me quedo corto. Están asignados a la parentela de los electrones; y son unos fistros verdaderamente raros en un mundo regido por la extravagancia y la irracionalidad más radical. Su masa es un millón de veces menor que la del electrón, así que ya pueden hacerse una idea de la cantidad de materia que tienen esos tipos. Y son muy difíciles de detectar, ¿cabía esperar otra cosa? Se producen en las estrellas por causa de las reacciones termonucleares. Salen disparados de las estrellas a velocidad casi lumínica (300.000 km por segundo) y recorren alegremente todo el Universo sin interrelacionarse (chocar) con nada.  Ahora mismo, mi gato, Gátix, está siendo atravesado por millones de neutrinos que viajan a ninguna parte. Para poder frenar un neutrino se precisaría hacerlo pasar por un bloque de plomo que tuviera dos años luz de espesor. ¿A que es sencillo y lógico? Por lo demás, los neutrinos no poseen carga; es decir, que son neutros. Dada su “consanguinidad” con los electrones, los tres que se han detectado son: el neutrino electrónico, el muónico y el tauónico; es decir, todos parientes. Pero no revueltos. Amén de lo dicho, que no se me olvide señalar que el neutrino es un bicho fundamental para la cosa universal. Sin él no se hubiera producido la Gran Explosión, ni se sostendría (¡uf!) el modelo Estándar de partículas; ¿recuerdan? 

 

Estas cuatro partículas fermiónicas que acabamos de ver forman el subgrupo de los leptones, que agrupa a los fermiones que no se ven afectados por la fuerza nuclear fuerte, la que mantiene a los núcleos atómicos unidos, pegados con glue. Pero no adelantemos acontecimientos, que todo llegará a su debido tiempo, para pasmo y asombro de pequeños y mayores. Ah, que no se me olvide: esas partículas no se pueden ver en ningún microscopio, ni en los de más potencia. Solo se sabe de su existencia por los rastros que dejan en medios preparados a tal efecto, efectos de su presencia y otras pruebas indirectas. Pero de haberlas, hailas

Bueno, bueno. ¿Cómo va la cosa? No hay que preocuparse por la danza frenética de multitud de partículas; yo tampoco me entero de la misa la mitad. Iré más lejos: muchos de los grandes físicos no entienden qué narices se cuece en ese mundo ratonil, ni por qué ocurre. Así que, mal de muchos…

 

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Sobre l'autor

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Salvador Martínez. Jubilado inquieto y curioso, que se pasea por una de las más apasionantes fronteras del conocimiento humano. Ante notario ha dejado escrita la frase que debe esculpirse en su lápida funeraria: "Aquí yace un tipo que dedicó su vida a comprender este mundo y sus alrededores. Fracasó."
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