La República catalana y el autoestop (galáctico)

La República catalana y el autoestop (galáctico)

dimecres 01 de novembre 2017 - 16:45 a divendres 15 de juliol 2039 - 00:00
La República catalana y el autoestop (galáctico)

(En esta bonita foto se ve a los protagonistas de la Guerra de las galaxias​ viajando por el Hiperespacio).

En el anterior artículo dejaba sentado que lo del Espacio​ es una cosa mu​ rara e inasequible (e íntimamente ligada al Tiempo). Pues esperen, que la fiesta no ha acabado.

Los cuerdistas, los de las teorías de Cuerdas, sostienen que tiene que existir un Espacio diferente y muy distinto al que intuimos: el hiperespacio. Hay que joderse. Tal escenario estaría definido por once dimensiones, no solo por cuatro como es el caso de nuestro Universo, tal y como lo estructuramos. Las cuatro de ir por casa, vamos. ¿Anem bé? Y se ve que por ahí se podría viajar/acercarse a las chimbambas siderales con pasmosa y refulgente rapidez. Sobre el papel -los cálculos matemáticos- es posible que cuadre esa concepción, pero a nosotros nos resulta imposible de entender. Y mucho menos de visualizar. Otra cosica: ni estando zumbado perdido se puede uno imaginar un universo con 11 dimensiones. Un juguete para físicos teóricos y matemáticos irreductibles, en opinión de Michio Kaku, un japo que sabe de qué habla. Caña al mono, que es de goma: el hiperespacio sería el territorio en el que se pondrían en contacto los innúmeros universos que salen de los cálculos matemáticos. Y un tipo que circulara por él, tendría a nuestros ojos poderes sobrehumanos: hacerse invisible, atravesar paredes, no pagar impuestos y demás prodigios. Linde nos dejó dicho que eso de los multiversos es una posibilidad que no cabe despreciar (ni entender, añado).

En su estrambótica novela Guía del autoestopista galáctico, Douglas Adams hace circular a esos peculiares autoestopistas de una galaxia a otra en un abrir y cerrar de ojos, apalancándose en el Principio de Incertidumbre, de Heisenberg y demás. Uno de los puntales de la física cuántica. Esta proclama que un suceso, por muy raro y fantasioso que sea, tiene una posibilidad de suceder. Por tanto, se aprovecha esa posibilidad y, ¡hala, a viajar a Andrómeda mientras uno se toman unas cañas! Y sin utilizar el hiperespacio ni otros digamos trucos. A pelo y a velocidad alucinante. ¿Que cómo se aprovecha esa posibilidad? Ni idea. Aprovecho para añadir que la física de partículas también abona la creación de la República Catalana. Es cuestión de perseverar.

La cosa puede parecer ridícula y propia de un orate. Pero no. La física cuántica está absolutamente demostrada experimentalmente y es como el santo Grial de la física actual. Pero, si eso es así, ¿cómo es que no podemos viajar por los espacios siderales echando leches? Para empezar porque somos demasiado grandes, y en segundo lugar porque no lo hemos intentado lo suficiente. Ya se sabe, la paciencia (y la perseverancia) es la madre de la ciencia. De nuevo suena a coña marinera, pero va en serio. El espacio como una esponja que podemos comprimir para acercar y poner en contacto puntos muy distantes. Brutalmente distantes. ¿A que es bonito?

El señor Hubble ya demostró en su momento que el Universo se expande y que las galaxias se alejan unas de otras. Primera deducción: no es infinito. ¿Correcto? Si fuera infinito en extensión y tiempo –otro ladrillo en el Muro- no se podría expandir. Eso va a misa. Marea, ¿verdad? Hay quien mete el cucharón en la sopera, pero con resultados poco concluyentes. Así, la astrofísica Joanne Baker dice que si el universo fuera infinito, en espacio y tiempo, sería tan brillante como el Sol. Sin embargo, el principio de entropía –cada vez menos energía disponible en el Corral- produciría un universo muerto, infinitamente muerto. A no ser que las leyes de la física no funcionen en un tipo de universo infinito. Vayan ustedes a saber... Ítem más: un universo de esa naturaleza tendría todos los lugares llenos de cosas y sucesos, ya que la eternidad infinita daría para meter un capazo de materia en cada punto. Oración, cantos de ritual, despedida y cierre.

Roger Daltrey, el líder de los Who​, viaja solo.

https://www.youtube.com/watch?v=lCAogfzVyIk

 

 

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Sobre l'autor

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Salvador Martínez. Jubilado inquieto y curioso, que se pasea por una de las más apasionantes fronteras del conocimiento humano. Ante notario ha dejado escrita la frase que debe esculpirse en su lápida funeraria: "Aquí yace un tipo que dedicó su vida a comprender este mundo y sus alrededores. Fracasó." Y otra debajo: "Es la primera vez que hago un viaje sin tener ni idea de adónde voy"
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