Vivirse atemporal e intensamente
Me llegas dentro, se extiende y se remueve. Siento el suelo y la veracidad de un ahora sin tiempo. Me abraza y me suelta, cosquilleándome dentro. Pero yo sigo en el vaivén del baile, escuchándome en cada esquina de mis sesos. En cada poro emerge arena y se rozan vuelos. Resuena la vida, arrancan llamas, se crecen destellos. Movimiento. Se cuelan resquicios de inmensidad entre los dedos. Destellos de valentía envueltos en silencio. Se abren atascos, se mecen sueños. Cielo.
Conectar con la emoción. Soltar para adentrarse en lo que mueve. Vibrar en la propia historia. Libertad de sentirse para ser y renocerse flujo acompasado. Los instantes vividos en un cantar. Revivir.
Llegas tú como si estuvieras enfrente, pero te siento muy adentro. Me llegó tu naturalidad hecha música o canción. La música te hacía brillar y ahora me confundo en ti. Lágrimas. No es pena, es un volcán que saca la lava y se energetiza con ella misma. Fuego. Humanidad. Aprecio. Amor. Vida. Magia.
Rememorar recuerdos para despertar emociones positivas que llevas dentro y has olvidado, al focalizándolos sólo en lo que enmascara. Sentir el potencial de las vivencias, fundiendo cuerpo y mente. Esa esencia que te sigue moviendo, transformándote. La paz, el amor, la pasión por sentirse sujeto del ahora también como pasado y futuro. Despertar.
Viento fuerte que atraviesa las entrañas, sentí en la carretera. Y la pisé. Eclipse de luna. Y me saboreé. Cielo estrellado. Y me dejé conquistar. Totalidad.