El retorno del Yoda o el pensamiento mágico ataca de nuevo

El retorno del Yoda o el pensamiento mágico ataca de nuevo

diumenge 24 de gener 2016 - 17:45 a dilluns 10 d'octubre 2016 - 00:45
El retorno del Yoda o el pensamiento mágico ataca de nuevo

(En este bonito dibujo se aprecia una particular visión de la cosa, tan burda y casolana como falsa).

La evolución es un hecho (Richard Dawkins, y también servidor de ustedes).

Como declaración de principios y aviso de navegantes, informo de que el espíritu y el pensamiento que me guía es el científico. Y para ello he ido a hombros de algunos de los más prestigiosos talentos en la materia. El pensamiento mágico, religioso y por ahí no tiene cabida en este viaje. Solo la ciencia puede arrojarnos luz, aunque temblorosa, sobre las oscuridades que atraviesa la historia de la Humanidad. Es decir: las creencias religiosas y mágicas sobre el origen y evolución del Hombre son eso, creencias. Nietzsche decía de ellas que son más fuertes que la verdad y más engañosas que la mentira. No son más que el fruto de historias risibles para uso y abuso de mentes alicortas y atrasadas. No tienen validez alguna para el estudio de temas científicos como el que me apresto a hincar el diente. Las únicas evidencias que podemos extraer de todo este follón son las que obtenemos por el método científico. Y ahí sí que no hay nada más que rascar. Lo cual no invalida que cada cual tenga su propia cosmogonía, una visión del Mundo ligada a una religión o a una teoría mística y tal. Pero solo en base a la ciencia se pueden hablar en serio y con fiabilidad de estos temas. En llegando a estas pasturas, aparece la maldita preguntita: ¿Puede la ciencia explicarlo todo del Todo total totalmente? Respuesta: no, señorito, no puede. Existen ámbitos que quedan fuera del radar científico. Eso fijo. Sin embargo, la evolución de la Humanidad es territorio de la ciencia. Eso fijo también. Empezongs.

El ser humano se ha preguntado desde siempre qué carajo hacía en la Tierra, de dónde venía y adónde iba; y qué era todo el circo que había montado a su alrededor. Sin duda la condición humana lleva aparejada la formulación de estas preguntas esenciales.

En el tratamiento y conocimiento de lo referente al ser humano y su vínculo con la Naturaleza hay dos periodos claramente diferenciados: el pre-científico y el científico. El primero se extiende desde los orígenes de la Humanidad hasta el siglo XVIII/XIX. (Ojo al parche: los griegos clásicos ya ensayaron análisis naturalistas de la Cosa; pero fueron ahogadas por las religiones). El segundo periodo, ya se ve, es muy reciente y sus ideas  se imponen sorteando dificultades de todo tipo, y no siempre con éxito, ni mucho menos; como se tendrá ocasión de comprobar.

El pensamiento pre-científico también lo conocemos como pensamiento mágico, religioso, ilógico, irracional o supersticioso. Y engloba las casi infinitas visiones del origen mítico del ser humano y su trascendencia, y por extensión del Mundo, desarrolladas con anterioridad al siglo de las Luces (XVIII). Si hay que fijar un año cero para este tipo de conocimiento tendríamos que buscarlo en las primeras culturas del Paleolítico Superior, hace unos 50.000 años. Cuando el sapiens desarrolla la espiritualidad (aquello que no es material ni tangible, pero que se intuye); y comienza a preguntarse si existe otra vida tras esta, otro mundo y otras vivencias. Otra realidad trascendente. No podía ser de otra manera: el sapiens es el único bicho que es consciente de su muerte, de lo que esta representa como final de la existencia terráquea; por ello se pregunta por la posibilidad de vivir otra vida tras la muerte. Los registros arqueológicos nos permiten hablar de la emergencia de cierta espiritualidad cultural a partir de aquellas ya muy lejanas fechas.

De manera natural el sapiens relacionó la ansiada inmortalidad con el misterio del Cosmos. Un misterio que mostraba su mejor expresión por las noches. Cuando la bóveda se llenaba de luces y de estrellas fugaces presididas por la Luna. Todo eso era mágico, sobrenatural y sobrecogedor. Escapaba completamente a sus capacidades cognoscitivas. El Cosmos era algo muy real y condicionante, pero era inasible e incomprensible. No es, por tanto, casualidad que esos sapiens desarrollaran una espiritualidad trascendente ligada a las manifestaciones del Cosmos. Y también a la Naturaleza que les rodeaba y sus fenómenos con frecuencia traumáticos. Así se fueron fraguando las primeras cosmovisiones de los humanos: como pensamiento mágico ligado al Cosmos y a la Naturaleza. Al Mundo en su globalidad.

Como fin de fiesta, les dejo una bonita elucubración de mi cosecha. ¿Soñaban los primeros humanos, hace unos 100.000 añejos de nada? Bonita y crucial pregunta. Personalmente considero que algo tuvieron que ver los sueños en las primeras configuraciones mágico-espirituales de nuestros ancestros. Lamentablemente, no creo que se desarrolle jamás una peleopsiquiatría para aclarar esos brumosos principios. Es difícil hacer el psicoanálisis a un cráneo o un premolar.

 Y para los/as que hayan llegado hasta aquí, ahí va una potente canción de los Who, genuinos representantes del movimiento mod de los sesenta, con sus motos guapeadas y su estética clase-media con pretensiones:

 

Comparteix-ho

Sobre l'autor

imatge de Vidaydestino
Salvador Martínez. Jubilado inquieto y curioso, que se pasea por una de las más apasionantes fronteras del conocimiento humano. Ante notario ha dejado escrita la frase que debe esculpirse en su lápida funeraria: "Aquí yace un tipo que dedicó su vida a comprender este mundo y sus alrededores. Fracasó." Y otra debajo: "Es la primera vez que hago un viaje sin tener ni idea de adónde voy"
Segueix-me :

Altres entrades del autor