¿Estamos solos en el Corral? (1)

¿Estamos solos en el Corral? (1)

dissabte 10 d'octubre 2015 - 17:30 a dilluns 01 de febrer 2016 - 01:45
¿Estamos solos en el Corral? (1)

O estamos solos en el universo o no lo estamos. Las dos perspectivas son aterradoras. (Arthur C.Clarke )

Don Arthur siempre dispuesto a alegrarnos el día con certezas inquietantes. Pero dignas de reflexión.

(Esta bonita imagen es un cartel promocional de la serie Expediente X, en la que una pareja con pose glacial y cara de póker se dedicaba a investigar casos relacionados con alienígenas, y se defendía de los hombres malos ligados a oscuros poderes terrenales).

He aquí la pregunta del millón que se hace casi todo el mundo en un momento u otro de la película: ¿Estamos solos en el Corral?  Colin Pillinger cuantifica la cuestión: Alrededor del ochenta por ciento de la población quiere creer que existe vida en otros planetas. No nos gusta estar solos. En mi opinión, creer que la Humanidad es la cima de la evolución es el colmo de la arrogancia. Sabias palabras, que no obstante me suscitan un par de anotaciones: ¿De dónde ha sacado Pillinger ese sustancioso porcentaje?; y, más importante: dice el refrán que más vale estar solos que mal acompañados. Quién avisa no es traidor y arrieritos somos y en la galaxia nos encontraremos.

El asunto es enjundioso y tiene más tela de la que se pueda cortar. Es más, si hacemos caso a los traductores,de pinturas rupestres, petroglifos y demás mensajes paleolíticos, parece que nuestros ancestros ya reflexionaron sobre el tema y, al decir de algunos, fueron visitados por ignotos vecinos galácticos. Sin apearme de la historia de la cosa, no faltan investigadores que atribuyen muchos de los grandes monumentos o avances de la Humanidad humana a seres venidos de otros mundos. Hay quien ve en las pirámides de Egipto o las mayas, en la aparición de la escritura o en la síntesis metalúrgica y la agricultura la larga mano educativa de unos tipos venidos de vaya usted a saber dónde del Corral. Y, cómo no, en la actualidad, proliferan como setas los especialistas, y pirados de todo pelaje, que aseguran con datos y pruebas en la mano que los alienígenas nos han visitado y continúan visitándonos ahorita mismo: avistamientos de naves y/o de seres, campos labrados con extraños dibujos, reptilianos conviviendo con nosotros, comunicaciones inter-especies (se precisa un router humano que vaya largando en código terrestre las ideas que nos transmiten los extraterrestres), objetos y rastros demostrativos de su existencia… y también abducciones (esto es, que los marcianos te sorben con un aspirador hasta su nave, te dan una vuelta por la galaxia, te analizan el cerebro y te devuelven a casa hecho unos zorros y dando vivas a Castelar). ¡Buen viaje!

Incluso se afirma que la vida en la Tierra la plantaron unos tipos que venían de las chimbambas intergalácticas. Y, por supuesto, abundan las sectas y gurús que se dicen hijos o mensajeros de los seres más estrafalarios. Y nada más cómodo que desentrañar misterios echando mano de inteligencias superiores foráneas. Hasta existen observatorios y grandes receptores de ondas celestes que están todo el santo día dale que te pego a la busca y captura por ahí fuera de señales demostrativas de vida inteligente. En el otro extremo del dial se encuentran las religiones estructuradas, las cuales coinciden en afirmar que la única vida inteligente del Universo universal es la humana: el dios que sea nos hizo como culmen y obra maestra de la Creación. Anda que no tiene bronca el asunto.

De películas, series de televisión y obras de ciencia-ficción ya ni hablo, pues la lista es interminable. Y no les arriendo la ganancia si buscan por internés información sobre los extraterrestres (¡casi diez millones de entradas, incluidos vídeos!): se entra en el reino de los sonados, pirados y paranoicos: ¡abandonen toda esperanza de encontrar sensatez! Al respective, una de las paranoias más exitosas es la conspiranoica; es decir, que los gobiernos del mundo mundial están en el secreto de la vida extraterrestre, pero nos lo ocultan para que continuemos comportándonos como borregos. (En esto último tienen razón).  Ítem más: abundan revistas que nos ilustran sobre los marcianos, en sus distintas modalidades, y sus actuaciones en la Tierra.  La cosa, ya se va viendo, es un no acabar, y da casi para todo lo que se quiera. De todo este long play que les he largado, al menos se puede extraer una consecuencia impepinable (que no se puede pepinar, ¿se acuerdan de esta palabreja?): desde que Tutankamon iba a la guardería, la posibilidad de que haya más vida en el gran Corral nos tiene fascinados y excita nuestra fantasía. Examinemos qué hay de verificado y real y qué de especulación. e hipótesis. 

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Sobre l'autor

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Salvador Martínez. Jubilado inquieto y curioso, que se pasea por una de las más apasionantes fronteras del conocimiento humano. Ante notario ha dejado escrita la frase que debe esculpirse en su lápida funeraria: "Aquí yace un tipo que dedicó su vida a comprender este mundo y sus alrededores. Fracasó." Y otra debajo: "Es la primera vez que hago un viaje sin tener ni idea de adónde voy"
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