El día en que nos llegó el futuro

El día en que nos llegó el futuro

diumenge 18 de desembre 2016 - 18:00 a dijous 01 de gener 3333 - 17:00
El día en que nos llegó el futuro

(En este bonito dibujo se ve el tronco evolutivo de la vida en la Tierra, con su complejidad, su diversidad y su cosa)

(ESTE ARTÍCULO ES DE EVOLUCIÓN)

Habíamos dejado la cosa de la Evolución de las especies en la aparición de los primeros mamíferos – bichos parecidos a las mangostas actuales y similares-. De eso hace 200 millones de calendarios largos. En esos primeros trancos, nuestros ancestros ancestrales no eran los reyes del mambo, como sucede hoy. Vivíamos acojonados y escondidos en grietas y bujeros para evitar que los saurios se nos merendaran. Y hablando de los grandes saurios, la eminente física Lisa Randall sostiene que la materia oscura propició el fin de los dinos. La secuencia es como sigue: hay una banda de materia oscura que rodea nuestra galaxia y que atravesamos cada cien milloncejos de años o por ahí. Al atravesarla, nuestra gravedad aumenta mucho, y eso atrajo al meteorito que se estrelló contra el golfo de México, que fue el principio del fin de los grandes saurios. No obstante, hoy se sabe que en ese trágico momento, ya llevaban mucho tiempo en decadencia genética

Pero antes de continuar con los animalejos mamíferos, debemos volver atrás para dar cuenta de una serie de hechos evolutivos sin los cuales los animales no hubieran aparecido.

Hemos visto que la cara, con su boca, cabeza, ojos y demás es fundamental en nuestro linaje evolutivo. Pero hay más elementos fundamentales, como la simetría bilateral de los cuerpos de los bichos. Cuerpo simétrico, con cabeza frontal (con su cara, su boca, sus ojos, su cerebro y su cosa), movimientos autónomos, reproducción… Y eso que parece una tontería, es trascendental. ¿Se imaginan un tipo que tuviera la mitad de su cuerpo diez veces más dimensionada que la otra, y que una de sus patas y uno de sus brazos fueran 10 veces más largos y pesados que los de la otra mitad? Sí, podemos imaginarnos un prototipo así, pero yo no daría ni un euro por él. Iré más lejos: estoy convencido de la Naturaleza ensayó esas formas de vida, pero se fueron al carajo por ineficientes.

Recapitulando: en esa época remotísima ya encontramos bichos que poseen las características básicas de cualquier animal: cabeza, esqueleto, simetría bilateral, celoma.... El celoma es otra de las novedades fastuosas y refulgentes: las cavidades que existen entre la piel y los órganos internos. Sin él, los distintos órganos no podrán especializarse. Con todo, esa evolución y complicación de las formas de vida no es lineal y equilibrada: la Evolución es más obra de un chapucero que la de un ingeniero talentoso (Fraçois Jacob). Si no se entiende eso, difícilmente se entenderán los hechos evolutivos.

Pero las refulgentes novedades no acaban ahí. ¿He mencionado el esqueleto? Pues bien, aparecen los esqueletos duros, mineralizados. Gozosa circunstancia que posibilita la obtención de más restos de bichos, en forma de fósiles. También hace que nuestros cuerpos serranos no formen una masa de carne tirada por el suelo La aparición de los esqueletos constituye uno de los enigmas más enigmáticos de la Evolución de las especies: aparecieron rápidamente en múltiples formas y en un contexto natural que no los exigía (Martínez. Otro Martínez, que todavía no he llegado al extremo, patético, de citarme a mí mismo).

Aclaración aclaratoria: por esqueleto no debe entenderse solo en interno, que articula y estructura nuestros bodys, sino también los externos, tipo mejillón. Ventaja evolutiva gorda donde las haya. A los bichos grandes les será harto dificultoso zamparse un trilobites, dada su indigerible cáscara. No tardarán, por otra parte, en aparecer en escena los primeros peces, con su esqueleto interno y su cola, que les permitirá nadar como lelos. Y, pásmense, llevan mandíbula de serie. Gran invento que permitirá diversificar las fuentes de alimentación. ¡Esto marcha! En un tipo concreto de pez se halla sin duda otro de nuestros antepasados lejanos: de gusanos a peces. No está mal para empezar. Y ni les cuento el desarrollo de los cerebros, con cada vez un mayor número de neuronas y conexiones especializadas en las diversas tareas que realizan los bichos.

Conclusión concluyente: en el Corral hay una línea que marca el antes y el después de la Evolución: la que separa las primeras formas de vida, poco visibles, de las de los animales más o menos complejos, similares es sus características fundamentales a los actuales (cabeza, simetría, celoma, esqueleto, órganos…). Esa línea se cruzó en la gran explosión y complicación de la vida que se produjo a partir del periodo Cámbrico. Empezó hace unos 550 millones de años de nada. Cuando la vida en la Tierra ya llevaba sus buenos 3.000 millones de años. Esto es, que la Evolución había ido más lenta que el caballo del malo. Esa explosión de vida se manifiesta tanto en cantidad como en diversidad y complejidad, y es uno de los misterios más misteriosos de la Evolución de la vida en la Tierra. Sorprendente, ¿no?

¡Ah, que no se me olvide: Felices Pascuas y buen Año Nuevo! (Los incrédulos pueden cambiar Pascuas por Solsticio de invierno).

En Cataluña las canciones navideñas –nadales- forman parte consustancial de la cultura popular.

https://www.youtube.com/watch?v=h6M6qdMahEw&list=PLXEkUYDUFzQKS1yZ45enxeXe62KjHkGKr

 

 

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Sobre l'autor

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Salvador Martínez. Jubilado inquieto y curioso, que se pasea por una de las más apasionantes fronteras del conocimiento humano. Ante notario ha dejado escrita la frase que debe esculpirse en su lápida funeraria: "Aquí yace un tipo que dedicó su vida a comprender este mundo y sus alrededores. Fracasó." Y otra debajo: "Es la primera vez que hago un viaje sin tener ni idea de adónde voy"
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