El hundimiento del Titanic y no corráis, que es peor

El hundimiento del Titanic y no corráis, que es peor

dijous 10 de març 2016 - 20:15 a divendres 24 de febrer 2017 - 00:45
El hundimiento del Titanic y no corráis, que es peor

(Como el maldito programa de edición no me ha dejado poner ninguna imagen del espacio-tiempo, fuera cual fuera el tamaño y el formato, me he decidido por esa simpática foto de unas vacas pastoriles. No tienen nada que ver con el tema que nos ocupa, pero la alternativa era un foto de botijos. En fin...).


-Periodista: ¿es cierto, señor Eddington que solo hay tres personas en el mundo que comprendan la teoría General de la Relatividad?

-Arthur Eddington: ¿quién es la tercera?

(Aquí don Arturito nos larga una broma a propósito de su difícil comprensión. No obstante, habla en 1919, cuando la cosa estaba todavía muy confusa. Hoy es relativamente –valga la oportuna redundancia- fácil alcanzar un nivel de conocimiento bastante aceptable sin ser un especialista. Y en eso estoy).

Diez años después del primer torpedo en la línea de flotación del Titanic newtoniano, en 1915, Einstein publica una ampliación de su primera teoría: teoría General de la Relatividad, en la que centra su atención en los cuerpos con velocidad variable y su relación con la fuerza de la gravedad (en su momento se verá porque he usado la cursiva). En la Relatividad Especial/restringida Einstein estudiaba sobre todo la energía electromagnética y la velocidad constante, la de la luz, y el espacio-tiempo. Ahora tocaba encajar la gravedad y la velocidad variable en el chiringuito (S. Hacyan). Y es que en su Relatividad Especial había aparcado  la fuerza de la gravedad en el cajón del escritorio, y eso chirriaba clamorosamente. Tras años de análisis y reflexión, Einstein dejó  de nuevo a los científicos amb les calçes a la ma. Einstein diría más tarde que su Relatividad General le costó muchísimo formularla.

Retengan lo siguiente, que es el meollo de la cosa: en la Relatividad Restringida Einstein analizaba el comportamiento de los cuerpos que viajan a velocidad constante; y en la Relatividad General, analiza el comportamiento de los cuerpos con velocidad variable (acelerada). Y por ahí se mete hasta el corvejón la gravedad. Uséase: que no se puede distinguir la fuerza de la gravedad de la aceleración de un cuerpo.  

Antes de proseguir, explicaré algo que tal vez parezca que no tiene relación con las Relatividades, pero sí que la tiene: está en la base de toda teoría del conocimiento. Einstein ya nos advirtió de los problemas que conlleva relacionar la Naturaleza –la Realidad- con el instrumento que la analiza, la ciencia. ¿Existe verdad científica válida al margen de la humanidad?, se preguntaba Einstein, siempre tan incisivo. Esas leyes que nos explican el comportamiento de la Naturaleza, ¿solo nos sirven a nosotros, que las hemos inventado, o son independientes de nuestra observación y reales. ¿El Universo funcionaría de acuerdo con nuestras leyes si nosotros no existiéramos? Einstein creía que sí, pero su visión no fue aceptada por todos. Es decir, que algunos piensan que esa realidad que nosotros exploramos y organizamos mediante leyes inmutables, es una realidad organizada por nosotros y que es independiente de la realidad de la Naturaleza. La Realidad real (perdonen el juego de palabras) no se ajustaría a nuestras leyes físicas. Pero claro, eso es imposible de demostrar, ya que nosotros pensamos y observamos todo desde nosotros mismos. En otras palabras, que nuestra observación de la Realidad, sea cual sea su denominación, solo puede hacerse desde un marco teórico relevante (D. Kothari). Y si ampliamos la cuestión y nos preguntamos por el significado de la Realidad, la cosa entra de lleno en el terreno metafísico y tal; en las parameras del pensamiento filosófico y por ahí. Vivimos en lo extraño y lo extravagante, sin duda. Fin de la meditación.

Examinemos algunas conclusiones de la Relatividad General:

a). El espacio-tiempo es curvo: ¡palabra de Einstein, te adoramos oh, genio! Así, tal cual. Esto es: cuando ustedes van a dar una vuelta en su cohete los fines de semana y marcan un rumbo fijo, podría parecer que van en línea recta. Pues no, señor: van describiendo un arco, imperceptible a velocidades digamos moderadas, pero arco. Y si aprovechando las vacaciones ustedes enfilan en línea recta  para llegar a los confines del Universo, volverían al punto de partida (algo parecido de lo que pasa si hacen el experimento en la Tierra). ¿Sí? Pues arreando. El espacio en el que vivimos es curvo y la gravitación es la manifestación de esa curvatura (P. Davies). En otras palabras, el espacio es curvo porque lo curvan los objetos materiales que lo colonizan. Y eso, simplemente eso, es revolucionario total y absolutamente. Amén.

b). Como imagino que estarán preguntándose por qué a Einstein se le ocurrió liar más el asunto con eso de las curvas, diré que descubrió que el espacio-tiempo y la gravedad se hallaban íntimamente relacionados; es decir, que la gravedad es esa deformación curva del espacio-tiempo (también llamada alabeo). La masa agarra el espacio-tiempo diciéndole cómo ha de curvarse, y el este agarra la masa diciéndole cómo ha de moverse (J. Wheeler). A que es bonito y sencillo. La oportunidad la pintan calva: en ausencia de cuerpos masivos, el espacio se manifiesta como plano, y cualquier pequeño objeto se moverá a velocidad constante; hasta que llegue al área de influencia de un objeto masivo: entonces notará el tirón gravitatorio y su velocidad aumentará: percibir un movimiento acelerado es idéntico a percibir la fuerza de la gravedad (Greene). Einstein dijo que esa era la idea más feliz que había tenido en su vida, y la formuló como el principio de equivalencia. ¿Anem bé? Y aquí ya encaja la Relatividad Especial con la visión de la gravedad de la Relatividad General, en la que la perturbación gravitacional es parte fundamental del Universo, íntimamente ligada al espacio-tiempo, y viaja a la velocidad de la luz.

Hay dos cantantes que en mi opinión encarnar la elegancia y el estilo en la interpretación. Una es Billie Holiday; la otra, Sade Adu.

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Sobre l'autor

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Salvador Martínez. Jubilado inquieto y curioso, que se pasea por una de las más apasionantes fronteras del conocimiento humano. Ante notario ha dejado escrita la frase que debe esculpirse en su lápida funeraria: "Aquí yace un tipo que dedicó su vida a comprender este mundo y sus alrededores. Fracasó." Y otra debajo: "Es la primera vez que hago un viaje sin tener ni idea de adónde voy"
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