El juez Llarena no puede ignorar estos hechos

El juez Llarena no puede ignorar estos hechos

diumenge 20 de gener 2019 - 16:45 a divendres 29 de gener 3210 - 06:15
El juez Llarena no puede ignorar estos hechos

(En este bonito dibujo se puede ver la estructura ósea de tres bichos pertenecientes a tres especies distintas ubicadas, a su vez, en tres géneros distintos. Al australopithecus e le ve con un pie en tierra y otro en el árbol, muy ilustrativo de su doble vida, que transcurre entre las arboledas y las sabanas; a cuatro y dos patas, respectivamente. También se ve que su cabeza o perolo está en línea con la columna vertebral; lo cual corrobora su condición de bípedo, y tendrá profundas consecuencias en el futuro. Por ejemplo, esa posición permitirá el crecimiento del cerebro o magín. Ahí es na).

En nuestro viaje a la Evolución humana, habíamos visto que los australopithecus eran nuestros ancestros directos, inmediatos, pero no son humanos, sino homínidos. Casi humanos, pero no. De una de las especies de este género surgirá, con el tiempo y una caña, la primera especie humana del género homo. Lo que los colocaba a mig camí de l’infinit.

(Nota bene. Algunos especialistas etiquetan a las especies del género homo distintas a la nuestra –erectus, rodesiensis, nean…- como homínidos. Lo cual traduce una visión despreciativa de nuestros abuelitos. No comparto esa opinión. Para mí todas esas especies están integradas por seres humanos en distinto grado de desarrollo cultural. Pero todos son humanos. Amén).

Prosigons.

Ya hace mucho tiempo que los australopithecus no tienen garras con uñas largas y afiladas, sino dedos alargados, con pulgar oponible al resto de los dedos, y de uñas planas, ideales para coger cosas. Observen los trabajos que tienen los gatos para asir una pelotita, y compárenlos con la facilidad con que la coge un chimpa. Les propongo un ejercicio tan sencillo como ilustrativo: intenten asir cosas y manipular con las manos sin utilizar para nada el dedo pulgar.

Recuerdo a un profesor de Ciencias que tuve de adolescente (si es que alguna vez fui adolescente), el señor Duró, que nos enseñaba los dedos pulgar e índice y nos decía desde el fondo de sus gruesas gafas de culo botella que esa era la base de la Humanidad. Dos dedos, y siete millones de años. Y una caña. Larga. Y mucha paciencia. Y mucha suerte. Mucha. Y sangre, esfuerzo, sudor y lágrimas. Estos personajes caminan erguidos, entre otras razones porque ya no hay grandes masas selváticas, sino más bien bosque muy clareado. La desertización del Este de África hace 3 millones y mucho pico de años explica esos cambios en sus ecosistemas. O te espabilas o la palmas.

En consecuencia, esos tipos viven a salto de mata, y nunca mejor dicho, entre la sabana y las arboledas. Y con ellos nuestra estirpe empieza a separarse de manera decidida y definitiva del resto de los grandes simios. Y todo porque empieza a caminar erguido y le ha cambiado la morfología de las manos y los pieses, (y el cubicaje de la cocotera, que ahí es na). En mi opinión, los australopithecus son el puente entre las especies incógnitas anteriores de nuestro árbol genealógico, sumidas en la bruma de los tiempos, y los primeros humanos.

Y son unos descendientes del ardipithecus ramidus, los australopithecos anamensis, los que protagonizan la primera gran revolución, por lo que a nosotros nos concierne: la bipedestación. Andar a dos patas, las traseras. ¿Qué no tiene mucha importancia? Sí, la tiene. Caminar erguido a dos patas es un hecho fastuoso, fulgurante y refulgente como ninguno. Y en la base de esa revolución locomotora hay un cambio genético de primer orden (Klein). Si hay que determinar un punto de partida de la cosa de los humanos, este es el acertado: empezar a andar a dos patas lo cambiará todo. Todo de todo. Las primeras evidencias de esta revolución anatómica tienen unos 3.7 millones de años de antigüedad y, por supuesto se encuentran en África del Este/Sur, cuna y solar de la Humanidad (lo siento, señor Aznar).

Bob Marley fue el gran representante de la música reggae. También fue líder de la secta rastafari, cuyos fieles, y como su mismo nombre indica, lucían unas largas rastas en la cabeza, por lo general llenas de piojos. Tenían como líder supremo a Haile Selassie, hay que joderse; y estaban más colgados que la Chita de Tarzán.

https://www.youtube.com/watch?v=pHlSE9j5FGY

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Sobre l'autor

imatge de Vidaydestino
Salvador Martínez. Jubilado inquieto y curioso, que se pasea por una de las más apasionantes fronteras del conocimiento humano. Ante notario ha dejado escrita la frase que debe esculpirse en su lápida funeraria: "Aquí yace un tipo que dedicó su vida a comprender este mundo y sus alrededores. Fracasó." Y otra debajo: "Es la primera vez que hago un viaje sin tener ni idea de adónde voy"
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