El Universo: una biografía no autorizada. (1)

El Universo: una biografía no autorizada. (1)

dimarts 26 d'octubre 2021 - 16:30
El Universo: una biografía no autorizada. (1)

El UNIVERSO: UNA BIOGRAFÍA NO AUTORIZADA

 

(Creo recordar que ya puse este bonito dibujo. Pese a ello, considero que también nos vendrá bien en este artículo).

 

Se han concedido muchos premios Nobel por mostrar que el universo no es tan simple como podíamos haberlo pensado. (Stephen Hawking).

No se sabe qué hubo antes del bang, pero sí, a grandes rasgos, lo que ocurrió a partir de que el reloj cosmológico se pusiera en marcha, desde las primeras fracciones infinitesimales del primer segundo, que fueron muy entretenidas, hasta los 13.798 millones de años que tiene en la actualidad. Las últimas mediciones astronómicas han ido confirmando las ecuaciones que los físicos teóricos dedujeron en sus pizarras. (Andrei Linde. La negrita es mía).

 

Bueno, bueno, bueno. Habíamos dejado al Universo hecho ya un pollo pera con sus tres largos minutazos de vida. Todo un machote expansionándose con una energía tremenda e híper velocidad. (No se pregunten por dónde se expansiona: se expande creando su propio espacio, no ocupando otro. Sí, ya sé que esto tampoco hay Cristo que lo entienda, pero de momento la cosa está así). Otra puntualización previa: el Universo es, ante todo, un gigantesco espacio vacío; el vacío es el espacio que más abunda. Las galaxias y demás bichos son como faros que alumbran una oscuridad y un silencio terroríficos.

¿Cómo sabemos lo que sabemos del Universo?, se estarán preguntando ustedes anhelantes de respuestas. Bien, de los primeros momentos se encargan telescopios de microondas, como por ejemplo el BICEP2 la Antártida, que ha captado las ondas gravitacionales primigenias que se manifestaron en la Gran Explosión. El descubrimiento es de los más importantes de la astrofísica, pues ha facilitado información relevante sobre el instante 0’ (aquí pongan unos 40 ceros) 1 segundos después de la Gran Explosión; con lo que se confirma esta teoría y la de la inflación aparejada (como se vio en un artículo anterior). Pero en esos primeros instantes no se manifestaba el electromagnetismo y, por tanto, no se puede tener una afoto de la cosa. Habrá que esperar un ratito para que el cosmos se despeje y se haga la luz. Para edades más avanzadas del Universo, se utilizan diversos tipos de telescopios. También los grandes aceleradores-colisionadores de partículas (como el Fermilab o el CERN europeo), simulan las condiciones existentes en el Universo primigenio, a fin de obtener información de cómo era el cacao al principio de Todo.

Ahora que me acuerdo, es importante advertir que los telescopios que utilizamos para estudiar el Universo nos permiten ir hacia el pasado y obtener información de las distintas fases de su desarrollo. Un ejemplo aclarará la cosa: cuando se mira  ahora a una estrella, la luz que nos llega de ella ya hace muchos años que la emitió (pues suele estar en el quinto carajo respecto a nosotros); a veces miles de millones de años. Lo que se percibe es un mensaje del pasado; tal vez de una estrella ya muerta. Los astrofísicos obtienen muchísima información de esas emisiones de luz (visible y no visible). Por cierto, con frecuencia se leen frases del tenor siguiente: La galaxia PX4 se halla a 15 millones de años luz de la Tierra. Se trata de una cuantificación de la distancia. Con ello se quiere significar que esa galaxia está a una distancia similar a la que recorre la luz en 15 millones de años; como de casa a la panadería, para entendernos.

Bueno, vayamos a lo nuestro. Tres minutos después de la Gran Explosión, el Universo ya contaba con los primeros núcleos atómicos, formados por protones y neutrones, a su vez formados por quarks, las partículas más elementales. Esos núcleos eran de los elementos químicos más ligeros: el hidrógeno y el helio.  La transformación de energía en materia continuaba a un ritmo frenético, generando una densa niebla de partículas. Noche y niebla.

La cosa continuó más o menos así durante unos cientos de miles de años. El Universo era un océano de energía y materia elemental ionizada (con carga eléctrica), denso, calentito (aunque en descenso) y en rápida expansión. Llegamos así a la tierna edad de 380.000 años, otro momento clave en su historia. Entonces la temperatura bajó aún más (hasta solo unos miles de grados de nada) y los electrones (carga negativa) frenaron sus salvajes movimientos y pasaron a orbitar alrededor de los núcleos atómicos (carga positiva), formando los primeros átomos (hidrógeno y helio). ¡Bingo, esto promete! Mientras, los fotones, libres ya del coñazo de los electrones, levantan la densa niebla energético-material existente y se dispersan cual lelos por el maldito espacio en forma de radiación electromagnética de microondas (la luz visible aún tardará un poco más en manifestarse). Los fotones son más prolíficos que los conejos: hay unos 400 millones de ellos en cada metro cúbico. ¡Esto marcha! A partir de ahí sí que podemos obtener imágenes de cómo se manifestaba la materia y la radiación de la cosa. ¿Cómo se consiguió esa primera imagen?

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Sobre l'autor

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Salvador Martínez. Jubilado inquieto y curioso, que se pasea por una de las más apasionantes fronteras del conocimiento humano. Ante notario ha dejado escrita la frase que debe esculpirse en su lápida funeraria: "Aquí yace un tipo que dedicó su vida a comprender este mundo y sus alrededores. Fracasó." Y otra debajo: "Es la primera vez que hago un viaje sin tener ni idea de adónde voy"
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