El Universo: una biografía no autorizada (2)

El Universo: una biografía no autorizada (2)

dijous 12 de febrer 2015 - 17:45 a divendres 08 de maig 2015 - 01:00
El Universo: una biografía no autorizada (2)

Nuestro mundo, el cual consideramos normal y razonable, es más raro que un perro verde; solo que estamos acostumbrados a él. (Pensamiento del Gran Bhrama Chumbera I).

 

(En esta bonita afoto se puede ver cómo estaba la cosa universal al liberarse los fotones)

 

En el anterior artículo, dejamos la cosa con la liberación de las primeras formas de radiación electromagnética, y preguntaba cómo se consiguió la primera imagen del Universo producida por esas ondas electromagnéticas liberadas, que empezaron a colonizar el espacio. Prosigamos.

En 1965, los científicos estadounidenses Penzas y Wilson detectaron por pura chiripa la radiación de fondo cósmico de microondas (fotónica), que inundó por primera vez el Universo cuando solo contaba con 380.000 añitos. (Por cierto: cuando su televisor no sintoniza ningún canal y aparece la típica nieve, están ustedes captando las primeras radiaciones electromagnéticas-microondas del Universo. (A veces es mejor ver eso que los programas de TV5…). El descubrimiento permitió crear mapas del Universo cuando tenía esa edad, en los que se ve, entre otras cosas, la desigual distribución de la densidad y la energía. Esa desigualdad explicará la aparición de los distintos bichos cósmicos dotados de energía y masa. Aprovecho para informar de que ese descubrimiento es otra de las pruebas científicas de que Todo –y cuando digo todo quiero decir todito del to-  empezó con una Gran Explosión; como se quería demostrar. ¿Vamos bien? Pues, andando.

Mientras los fotones pululaban por todas partes, el Cosmos se fue enfriando hasta alcanzar unos pocos grados por encima del cero absoluto (-273,15 grados centígrados). No obstante, como acabamos de ver, esos fotones circulaban en forma de energía de microondas, por lo que todavía no había luz visible (creo que esto ya lo he dicho por algún sitio). Es la llamada época oscura, en la que la materia se agrupa en densos grumos que emiten radiación y poco más; como una escudella amb olla i carn d´olla, pero a lo bestia. Con el tiempo y una caña esos grumos irán formando nubes de gas cargadas de materia (fundamentalmente hidrógeno y helio), y energía.

Habrán de pasar 300 millones de años de nada antes de que se manifieste la luz visible de la mano de las primeras estrellas nacientes. En esos momentos iniciáticos del triunfo de la luz visible, el Universo era unas diez veces más pequeño de lo que es en la actualidad. Y ahí es donde se da otro salto cualitativo: la gravedad (y la materia oscura) ejerce una colosal y violenta fuerza de atracción en esas nubes cargadas de masa, hasta conseguir que se formen los primeros núcleos de estrellas, que iluminan el cielo debido la combustión del hidrógeno (fusión nuclear). Pasarían otros setecientos millones de años, un suspiro, antes de las estrellas mismamente, las galaxias y los planetas empezaran a consolidarse a partir de los primeros elementos fundacionales (hidrógeno y helio) y por efecto de la gravedad. En el corazón de las estrellas se fraguaron el resto de los elementos químicos que conocemos, incluso los metales pesados. Así que la bonita frase que anuncia que somos hijos e hijas de las estrellas es correcta. Hace tropocientos millones de años, las partículas elementales que forman nuestros queridos cuerpos, estaban tostándose en el interior de las estrellas. ¿Que eso es raro, dicen ustedes? Toma, pues claro que es raro. ¿Hay algo sencillo y manejable en todo este follón?

Se hace saber a la distinguida parroquia y elementos forasteros que, y como era de esperar, no entendemos muy bien qué es la gravedad. Hablando en plata: es otro puñetero misterio. Sí uno se tira desde la terraza del campanar de la Seu Vella, se pega un tozalón que hay que recogerlo con pinzas; y eso es debido a la atracción gravitatoria que ejerce la Tierra sobre el cuerpo del sujeto cayente. Pero dicho esto, si se profundiza, se magnifica a escala cósmica y se busca su esencia, su naturaleza, la gravedad continúa siendo un misterio. Iré más lejos: cuando llegue el momento de inspeccionar las teorías de la Relatividad de Einstein, constataremos con inquietud que la gravedad parece ser la deformación del espacio-tiempo producida por los objetos con masa. Pero no adelantemos acontecimientos perturbadores. Hay un tiempo para todo, se dice en la Biblia.

 

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Sobre l'autor

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Salvador Martínez. Jubilado inquieto y curioso, que se pasea por una de las más apasionantes fronteras del conocimiento humano. Ante notario ha dejado escrita la frase que debe esculpirse en su lápida funeraria: "Aquí yace un tipo que dedicó su vida a comprender este mundo y sus alrededores. Fracasó." Y otra debajo: "Es la primera vez que hago un viaje sin tener ni idea de adónde voy"
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