Emprender el vuelo, una y otra vez
¿Sabes cuando te encuentras a un pájaro que no se asusta, sin perder su objetivo?
El otro día se me apareció uno de esos en mi camino.
Al verme, se fue con paso firme y comida en la boca, pero no en línea recta. Igualmente, siempre iba por delante de mí y, divertida, me dispuse a seguir mirándolo mientras no dejaba de andar. Comió de nuevo a mi derecha, luego a mi izquierda y se iba con la comida en la boca en cuando iba llegando, tranquilo, disfrutando.
Lo perdí de vista y no me enteré, pero me quedé con buen sabor de boca. Quizá me transmitió esa calma y confianza. Seguí mi camino, quizá se me aparecería otro o... yo sería ese otro para mí y, de paso, para alguien.
Porque lo que se siente se transmite, lo que se vive como auténtico madura y se transforma como la comida en la boca o un fruto en el árbol. No dejes de caminar, de mirar, de sentir... Con paso firme, pero sabiendo que vas a crecer, que puedes ser grande aun con la medida y el poder de un simple pájaro.