Historia de un segundo (2)

Historia de un segundo (2)

dimarts 05 d'octubre 2021 - 16:45
Historia de un segundo (2)

(Este bonito dibujo quiere representar los momentos iniciales del Gran Estallido).

(Previa.- Días atrás, charlando con una buena amiga, me preguntó qué sentido tenía el Universo. No supe contestar. Preguntar por su sentido es, en último término, hacerlo sobre una inmanencia, sobre alguien o algo que lo ha creado con un propósito, una finalidad. Yo no le encuentro sentido alguno, ni finalidad, y la física a lo máximo que puede aspirar es a desentrañar las leyes que lo rigen. No obstante, también pienso que la filosofía puede iluminarnos sobre estas cuestiones. Y, por supuesto, siempre se puede echar mano a las ideologías religiosas para responder esas preguntas; pero nadie debe engañarse sobre la naturaleza de esas respuestas).

Pero volvamos a lo nuestro: el inicio de Todo. Lo primero que hay que aclarar en que la ciencia solo puede acercarse hasta el momento cero más el tiempo de Planck, esto es hasta 0’ (aquí pongan cuarenta y  pico de ceros) 1 segundos. ¿Porqué hasta ese dilatado momento?, pues porque por debajo de esa unidad temporal, el tiempo deja de comportarse como el caballero británico que es, y se vuelve majara. Bonito y perfectamente racional y comprensible. En ese momento primordial, la temperatura era de unos 10 exponencial 32 grados kelvin (que a esas temperaturas son iguales o casi a los centígrados); es decir, más o menos diez billones de billones de grados más caliente que el centro del sol. En ese tiempo de Plack, lo que existía (menuda palabreja) era un porrón porronero de energía sometida a una temperatura de la leche y una densidad de no te menees. (A estas alturas del speech, el lector ya se habrá percatado del fino y preciso léxico que empleo). No había materia, pues no podía manifestarse a tales temperaturas descomunales, y las cuatro fuerzas fundamentales de la naturaleza estaban unidas. En esos primerísimos momentos, la gravedad y la mecánica cuántica actuaban al unísono, circunstancia que los científicos no han podido volver a detectar. Para entender realmente esos momentos necesitamos una teoría que combine la relatividad general y la mecánica cuántica: la gravedad cuántica (Hawking); y de momento no se ha logrado esa síntesis (la gravedad tiene una manifestación casi nula en el mundo subatómico). No les quepa duda de que la violencia de la Gran Explosión fue extrema, de una violencia y energía no superadas, sobre todo al separarse la fuerza nuclear fuerte de las demás. Si será gorda la cosa que hoy, 14.000 millones de años después, la expansión del Universo es consecuencia directa del Gran Pet (con perdón). Esto promete!

Estamos, pues, en lo que se denomina el periodo inflacionario del Universo (de gigantesca e inexplicable expansión, para entendernos), también llamada Segunda Explosión (Segundo Big Bang), en el cual se cuece el futuro del Universo y sus características esenciales. Andrei Linde define la cosa inflacionaria con elegancia y precisión: La inflación es un estado breve de expansión exponencial del universo que hizo que fuera grande y uniforme y que produjo las semillas para la estructura a gran escala que es nuestro universo. Hace poco, el radiotelescopio de microondas BICEP2 -mantenido a 270 grados kelvin bajo cero a fin de poder captar las ondas fósiles- de una base de la Antártida captó las ondas gravitacionales primordiales, las cuales eran repulsivas, en vez de atractivas, ¡ojo al dato! Y ese descubrimiento ha sido un revulsivo de primer orden para la astrofísica, pues no solo demuestra que el periodo Inflacionario incluido en la Gran Explosión ocurrió, sino que nos permite acercarnos a los instantes iniciales del Universo. ¡Casi podemos rozar la eternidad con las puntas de los dedos! (Nota adicional: a medida que se avanza en la disección y amorcillamiento del tiempo, es decir, a medida que se pueden detectar y aislar unidades más pequeñas de tiempo, aparecen nuevas cosas y bichos ocultos hasta entonces).

Su expansión es exponencial: (un billón de billones de veces en proporción a su estado en el tiempo de Planck), y lo hace a velocidad superior a la de la luz (¡maldita sea, herejía!), aunque eso tiene truco. Ni siquiera había durado una milmillonésima de una milmillonésima de una milmillonésima de segundo del Principio y duró un suspiro, pero dejó huella.  Al final del brevísimo y brutal periodo inflacionario, el Universo apenas tiene un centímetro de diámetro, pero se ha expansionado proporcionalmente más de lo que lo hará de ahí en adelante (Guth). ¿Qué no les cabe en la cabeza? Tranquilos y tranquilas, si les sirve de consuelo les diré que comprenderlo, comprenderlo, no lo comprende nadie. Pero la cosa parece que fue así. Es unánime la opinión de que la inflación fue positiva, ya que permitió un universo en gran escala, que se expandía en la tasa adecuada para vencer la contracción gravitatoria (ahora sí atractiva). Con todo, durante la inflación la densidad no fue del todo uniforme, circunstancia que explicaría la desigual expansión del Universo.

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Sobre l'autor

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Salvador Martínez. Jubilado inquieto y curioso, que se pasea por una de las más apasionantes fronteras del conocimiento humano. Ante notario ha dejado escrita la frase que debe esculpirse en su lápida funeraria: "Aquí yace un tipo que dedicó su vida a comprender este mundo y sus alrededores. Fracasó." Y otra debajo: "Es la primera vez que hago un viaje sin tener ni idea de adónde voy"
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