Historia de un segundo (y 3)

Historia de un segundo (y 3)

dimarts 19 d'octubre 2021 - 11:00
Historia de un segundo (y 3)

(En esta bonita foto se ve al autor de este artículo mostrando su alegría tras comprender que la materia se reparte generosamente en el campo de Higgs)

En el comentario anterior se vio lo que se supone que había ocurrido en el periodo inflacionario, o Segunda Explosión (o segundo Big Bang); del cual se enfatizaba su vital importancia para entender toda la evolución posterior del Universo universal. Si hacemos un poco de memoria para retomar el tema, se decía que fue un período brevísimo en el tiempo, pero que implicó un crecimiento exponencial del Universo, como nunca después, y en el que se incubaron todos los ingredientes y fuerzas del Universo que conocemos ahora.  Prosigamos. 

Pero no nos quedemos parados, que el tiempo vuela. Mucho más tarde, una cienmilésima de segundo después de la Gran explosión, la temperatura ya era mucho más soportable, casi primaveral, se diría: tan solo de unos 10 billones de grados kelvin. Es el momento en que parte de la energía se empieza a transformar en las primeras concreciones de materia, con masa: las partículas más elementales (por el momento son las partículas diferenciadas más pequeñas): los quarks. (En el blog de Partículas explico la cosa de los quarks). Imagino que deben estar ustedes preguntándose, no exentos de angustia existencial, qué es lo que confiere masa a las partículas de energía y demás bichos raros que pululaban como lelos por aquella sopa primigenia. Muy sencillo: el campo de Higgs; el cual está plagado de esforzados bosones homónimos que reparten masa a esas partículas con una alegría y salero dignos de encomio. A esos bosones se les ha denominado coloquialmente las partículas divinas, pues son las que crean la materia tangible y visible y toda la pesca (Lederman). Es decir, que la materia surge de la energía a medida que se va enfriando la cosa; mientras que la energía surge de la gravitación negativa de la Gran Explosión.  (Aprovecho la venturosa ocasión para informar a la distinguida parroquia que toda la materia material y la realidad real del Universo universal está formada por: quarks, electrones y cemento (bosones que portan fuerzas). Lo demás son ganas de marear la perdiz y dar vueltas a la noria. Y aquí paz y en el Cielo concierto de arpa).

Entonces el Universo era poco más que una pelota de golf que contenía una especie de escudella primigenia, con los quarks circulando escopeteados en un violentísimo océano de energía y fuerzas. Ahí la gravedad ya se comporta como hasta hoy: una fuerza atrayente. Continuemos. Como la cosa ya está fresquita, los quarks se agrupan en tríos para formar los primeros protones y neutrones (una diezmilésima de segundo después del Gran Pedo), lo cual es fundamental para el futuro de la materia. No vayamos tan deprisa: he dicho que toda la materia material está compuesta en su nivel cero de quarks, los cuales se agrupan de distinta manera para formar protones y neutrones. Estos, junto con los electrones forman átomos, que a su vez se agrupan en moléculas complejas que forman los distintos elementos de la materia, desde el oxígeno hasta el hierro. ¿Sí?, pues marchando.

Haciendo un gigantesco salto en el tiempo, cuando ya han pasado unos dos minutos o por ahí y la temperatura era de solo de unos mil millones de grados kelvin, los protones y los neutrones se agruparon para formar los primeros núcleos de los elementos más ligeros de la tabla periódica: hidrógeno (75% de la masa del Universo), helio (24% de lo mismo) y deuterio: es la mundialmente famosa y de todos conocida síntesis nuclear primorial. Entonces todo era noche, niebla y un follón energético de proporciones colosales; y un tamaño de unos 20 millones de años luz. ¿Que cómo es posible que el Universo en un minutejo alcance los 20 millones de años luz de diámetro? Ni la más remota idea, aunque los físicos dicen que en esos momentos crecía a velocidades superiores a la de la luz, a velocidades superiores a la de la luz y a las de las leches en vinagre, matizo. Pero ni aun así se entiende ese crecimiento. Bueno, fin de trayecto. Aquí doy por finalizado el viaje al inicio inicial del Universo. De lo que pasa de ahí en adelante, les hablaré otro día.

¡Alto ahí, quietos paraos! Me olvidaba de un aspecto fundamental de la cosa. Resulta que en ese Universo primitivo y brutal, junto a las partículas que iban consolidándose –quarks, protones, neutrones…- existían sus correspondientes anti-partículas; es decir partículas con carga contraria a la de las partículas normales. ¿Y qué hacían, por ejemplo, las antipartículas del protón (p-barra) cuando se encontraban con los auténticos protones? Lo que están pensando: chocaban, se destruían, liberaban gran cantidad de energía y, en ocasiones, producían ciertos bichos raros y exóticos.. ¿A qué es bonito? Pues no, nada bonito. Si hubiera existido la misma cantidad de antipartículas que de sus correspondientes partículas, hoy no habría nada de nada material. A ese mayor número de partículas que de antipartículas se le denomina asimetría primordial. Por tanto, es gracias a que en el principio había un10% más de materia que de antimateria, a ese desequilibrio, que existe todo lo existente. El otro 90% se fue a hacer puñetas. Hay para alquilar sillas, que se dice en mi pueblo.

Adjunto una canción de los increíbles Pekenikes en la que se explica claramente la relatividad einsteniana:

 https://www.youtube.com/watch?v=g2_-20ZJX9E

 

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Sobre l'autor

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Salvador Martínez. Jubilado inquieto y curioso, que se pasea por una de las más apasionantes fronteras del conocimiento humano. Ante notario ha dejado escrita la frase que debe esculpirse en su lápida funeraria: "Aquí yace un tipo que dedicó su vida a comprender este mundo y sus alrededores. Fracasó." Y otra debajo: "Es la primera vez que hago un viaje sin tener ni idea de adónde voy"
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