Las Relatividades de Einstein contadas por un australopithecus afarensis (2)

Las Relatividades de Einstein contadas por un australopithecus afarensis (2)

dimarts 25 d'octubre 2022 - 11:15
Las Relatividades de Einstein contadas por un australopithecus afarensis (2)

(Kalvin, siempre tan puñetero, le hace a su padre la incómoda preguntita; y este le cuenta un rollo verbenero).

 

Cuando cortejas a una bella muchacha, una hora parece un segundo. Pero te sientas sobre carbón al rojo vivo, un segundo parecerá una hora. Eso es relatividad.  (Albert Einstein).

(Aquí se refiere a un tiempo muy importante para nosotros: el psicológico. Y tiene la gran virtud de meternos de cuatro patas en la relatividad del tiempo de una manera intuitiva. Lamentablemente, la intuición acaba ahí).

¿Que por qué a esas teorías  se las llama de la Relatividad? Muy sencillo: cualquier movimiento que se estudie y mida, requiere un sistema de referencia y un observador que lo anote. Pero resulta que la medición varía en función de la posición que tenga el observador y la cantidad de movimiento que tenga mientras mide. La cantidad de movimiento -la masa multiplicada por la velocidad- de un cuerpo siempre se tiene que detallar en relación a quién o a qué los mide.  Por tanto, se acabaron los absolutos en las mediciones, en el espacio, en el tiempo y demás magnitudes. Todos modifican sus valores en función las condiciones en que se hallen y sean observadas. Se acabaron los absolutos y las seguridades newtonianas. A partir de ahí, toda la Naturaleza está bajo sospecha. Ahora no recuerdo quién, pero leí a un físico muy serio una frase sobre la cosa para mi antológica. El menda quería explicarnos a los legos que las teorías de la Relatividad no implicaban que todo fuera relativo, ni mucho menos. Y remató la explicación (muy inexplicada) con la siguiente guinda (cito de memoria): No todo es relativo; hay cosas absolutas en el mundo, pero es muy difícil encontrarlas. ¿A que tiene guasa, la cosa? Ni Groucho Marx hubiera dado con una ocurrencia así.    

En 1905 Einstein, un físico absolutamente desconocido, eso ya lo he dicho, publica un artículo de apenas 10 folios que envía al carajo la mecánica clásica: la teoría Especial/Restringida de la Relatividad. El libelo cae en manos de algunos especialistas, entre ellos Mark Planck. Planck -que de tonto no tenía un pelo- se olió la tostada revolucionaria de tan radicales e inimaginables ideas, y las analizó con toda atención (y angustia). Y fue el primero end ar la señal de alarma: se estaba cociendo una nueva realidad; pero no de una mieja de ella, sino de toda ella mismamente. Pero la mayoría de los especialistas negaron su validez y las tacharon de chifladas. Advertencia: hoy día las formulaciones einstenianas tienen plena vigencia, o casi.

Es hora de meter los pieses en la galleda, y revisar algunas de las brillantes y elegantes conclusiones a las que llegó don Alberto:

a). La materia y la energía son equivalentes, de acuerdo con su archi-famosa ecuación: E=mc2. Siendo E la energía, m la masa y c la velocidad de la luz (en este caso elevada al cuadrado). Es decir, que la energía que contiene cada partícula de la materia no cabe en un corral de gorrinos. Descubrimiento que permitió, entre otras cosas, el desarrollo de la energía nuclear. Peeero para que la materia (masa) libere esa portentosa cantidad de energía se precisan condiciones muy especiales. Además, convertir energía en materia es más difícil que acertar la Primitiva sin jugar. Muy difícil, y más para formar objetos de cierta masa. Sin embargo, los físicos han detectado que durante el Gran Estallido -Big Bang- ingentes cantidades de energía se convirtieron en partículas con masa (gracias al esforzado y nunca bien ponderado bosón de Higgs). ¡Voilà, ya tenemos el Circo montado!

b). La velocidad de la luz es una constante universal: siempre es la misma en el vacío (que de vacío, nada: está lleno de bichos raros). En el centro de todo el cacao de la Relatividad Especial se encuentra la luz y sus curiosas propiedades y manifestaciones. Y por luz debe entenderse cualquier radiación en forma de ondas del espectro electromagnético, sea o no visible.

¿Vamos bien?

De postre una cancioncilla de los Smiths. Cuando era joven, la mayoría escuchábamos a los Rolling. También había unos tipos que escuchaban metal y por ahí, yque  no solían estar de buen humor. Y por último estaban los que escuchaban a los Smiths.

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Sobre l'autor

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Salvador Martínez. Jubilado inquieto y curioso, que se pasea por una de las más apasionantes fronteras del conocimiento humano. Ante notario ha dejado escrita la frase que debe esculpirse en su lápida funeraria: "Aquí yace un tipo que dedicó su vida a comprender este mundo y sus alrededores. Fracasó." Y otra debajo: "Es la primera vez que hago un viaje sin tener ni idea de adónde voy"
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