Las rutilantes estrellas del espectáculo. Una visión personal (5)

Las rutilantes estrellas del espectáculo. Una visión personal (5)

dimarts 25 de gener 2022 - 14:00
Las rutilantes estrellas del espectáculo. Una visión personal (5)

Lo que queda después de la muerte de una estrella es más hermoso que la propia estrella, porque se comparte con el resto del Universo (pensamiento arameo)

(En esta bonita ilustración se ve cómo peta una estrella en modo súper-nova. Un espectáculo vistoso e impresionante como pocos) 

Acabamos de ver cómo nace una estrella, de qué está formada y cómo funciona. Pues bien, otro aspecto vistoso ,refulgente e importantísimo de la cuestión es el concerniente a la agonía y muerte de las estrellas. Vayamos más allá. Las estrellas continúan con el proceso de fusión nuclear y emisión de energía y cosas durante miles de millones de años. Pero todo tiene un final en esta perra vida, y las estrellas no iban a ser una excepción. Cuando han transformado todo el hidrógeno de su centro en helio, se producen por contracción y calor elementos como el oxígeno y el carbono. (No sé quién dijo que los humanos éramos básicamente unidades autónomas de carbono; tal vez Clarke,…). A medida que aumenta  contracción gravitatoria -to lo vivo tira p’adentro, pal núcleo-, se producen por reacción termonuclear, gracias al efecto catalítico del carbono, los núcleos atómicos de los elementos más pesados de la naturaleza; incluido el hierro, que se fabrica en las estrellas más masivas. Ya ven, todo sale de las estrellas, y en su fase viejuna la producción de elementos y cosas se anima.

En esa fase senil, las estrellas también están sometidas a una gigantesca presión (to lo vivo tira p’afuera), la cual vence bajo ciertas condiciones a la gravedad (contracción), expulsando al espacio los materiales y gases que se han cocinado en su centro. Esas explosiones de materia, gas y energía son lo más parecido a la visión tradicional de la creación. El vacío circundante se llena de gas y polvo estelar; los cuales en ocasiones son las semillas de nuevas estrellas y nuevos planetas. Así que ya saben de dónde sale toda la variedad de materia de la que disfrutamos en nuestro planeta, y también de dónde salimos nosotros: de hornos en forma de estrellas, que en vez de cocinar panellets  produce, entre otros, el carbono necesario para construir la vida tal y como la conocemos. ¿Quién lo iba a decir, verdad?  Permítanme que me ponga en modo místico durante unos instantes, para recordarles, junto con Neil Tyson, lo que ya tengo dicho por ahí de no sé dónde: somos hijos de las estrellas. Así, tal cual, a pelo y con un par. Toda la materia que integra nuestros cuerpos serranos se forjó en el núcleo de una estrella, hoy muerta, hace miles de millones de años. Y eso es trascendente. ¿Hay alguna comunión con el universo más profunda que esa? Así que cuando miren al cielo de noche, no se olviden de saludar a mamá (o, mejor, de rezar una oración por su eterno descanso). Sin embargo, da un poco de vértigo y desasosiego y, cómo decirlo,… de desamparo, pensar en esas realidades últimas, ¿no creen?

Examinemos con más detalle la agonía y muerte de una estrella. De entrada: este proceso depende de la masa que tuviera en vida, por lo que puede convertirse en varios artefactos. La posibilidad más sencilla y decorosa es que se apague como una vela y bon vent i barca nova. Pero también es harto probable que agonice en otras formas más vistosas y refulgentes. Más leña: las distintas agonías pueden verse como solo una, verificada en formas sucesivas y características. Según su masa en vida, una estrella puede colapsar en enana blanca, estrella de neutrones o bujero negro (este último producto del tipo de estrellas más masivo). Las enanas blancas, por ejemplo, que en su día fueron estrellas lozanas y radiantes más gordas que el Sol, cuando les queda poco combustible expulsan materia y energía y se convierten en cosas gordísimas llamadas gigantes rojas. Esos monstruos moribundos también pueden ser cefeidas (descubiertas por la astrónoma Leavitt), y vienen de perlas para calcular distancias y cosas en el Cosmos. 

Y para las almas solitarias a las que les gusta atravesar la noche en pos de un sueño,  ahí va una mítica canción de Teddy Pendergrass, tema principal de una película de culto (Elígeme): 

https://www.youtube.com/watch?v=wPpKu2FR2w8

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Sobre l'autor

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Salvador Martínez. Jubilado inquieto y curioso, que se pasea por una de las más apasionantes fronteras del conocimiento humano. Ante notario ha dejado escrita la frase que debe esculpirse en su lápida funeraria: "Aquí yace un tipo que dedicó su vida a comprender este mundo y sus alrededores. Fracasó." Y otra debajo: "Es la primera vez que hago un viaje sin tener ni idea de adónde voy"
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