Las rutilantes estrellas del espectáculo. Una visión personal (6)

Las rutilantes estrellas del espectáculo. Una visión personal (6)

dimarts 08 de febrer 2022 - 12:30
Las rutilantes estrellas del espectáculo. Una visión personal (6)

(En esta bonita ilustración se ve la explosión en modo híper-nova de una estrella, con sus manguerazos de rayos gamma y demás. Una explosión del tamaño del sistema solar, o más, con inimaginable emisión de energía y materia).

 

Vamos a utilizar nuestra porción de noosfera o no?
Entrad y codearos con ese Kissinger o os sentis inferiores?
Exigid vuestro espacio. Elevaros y visualizad un mundo mejor. Necesitamos más apoyo, más constancia, más tiempo, más células
de microfibra cuántica allá arriba. (
Manuribeiro2, bloguero. No he podido resistir la tentación de copiar este poema de uno de los muchos tronados que circulan por las redes. Con él se cumple la vieja máxima de que hay más fuera que dentro).

 

Muy buenas, ¿cómo están? Ya tenemos el calor encima, ¡uf! Bueno, habíamos dejado el rollo en las formas de agonizar y fenecer de una estrella. Y señalábamos que una forma salvaje y energética era la que producía gigantes rojas. ¿Sí?, pues arreando.

Con el tiempo y una caña las gigantes rojas pueden volver a contraerse (la gravedad arrea de lo lindo) para formar núcleos de altísima densidad de materia y energía. En violentísima compresión los electrones se ven obligados a unirse con los protones, unión extramatrimonial y contra natura -es de esperar que la Conferencia Episcopal se pronuncie al respecto- de la que nacen unos rollizos neutrones. Estos se hacen los reyes de la pista para formar las estrellas de neutrones. Y fíjense como será de bestia la cosa que esas estrellas neutrónicas tienen un diámetro de apenas 30 kilómetros (en del Sol es de 1.400.000 km); pero una densidad tal que una cucharadita de su materia pesa cien millones de toneladas. Lógico y comprensible. Una variante más rara aún de estrellas de neutrones son los púlsares, que dan vueltas sobre sí mismos varias veces por segundo (como en los caballitos pero a toda pastilla). Su núcleo tiene una temperatura normalita, de unos 5.000 millones de grados, cómo lo oyen, y emiten señales de radio. Tiempo habrá para examinarlos…

En ocasiones las estrellas de neutrones estallan en supernovas; es decir, que la estrella produce en sus capas más externas una mega explosión de la releche a la enésima potencia. Pese a ese gran pedo, continúa manteniendo un núcleo muy denso. El evento de las supernovas se produce cuando la estrella alcanza su masa crítica (elevadísima), a partir de la cual peta cual mascletà. Es decir, que llega un momento en el que la presión de la masa y la energía del núcleo supera a la compresión de la gravedad y se va toda la materia y energía al carajo sideral. ¿Que exagero, oigo decir por ahí? Qué va, me quedo corto: cuando una estrella peta en modo supernova, se despanzurra y emite una cantidad de energía y luz equivalente a diez mil millones de estrellas juntas. Y no contentas con ese despilfarro, algunas de ellas lanzan unos manguerazos de rayos gamma, de miles de millones de kilómetros de longitud, que si te pillan te chamuscan el tupé. A propósito de los chorros de rayos gamma, los científicos afirman que  ciertos bichos raros llamados quásares liberan rayos gamma de una energía equiparable a la miles de galaxias juntas, o por ahí. Bonito, ¿no? Y sobre todo normal. Las explosiones de las supernovas son, junto con los quásares, los fenómenos más vistosos y brutales de la naturaleza; y producen nebulosas gigantescas (inmensas concentraciones de gases básicos y materiales sólidos), entre otros artefactos. Tal vez les suene la nebulosa del Cangrejo. Pues bien, ese cangrejo es producto de una supernova que petó en el año 1.054 de nuestro calendario. Su luz se vio varios meses día y noche desde la Tierra (los cronicones dan fe de ello, desde China hasta Europa). Menudo cacao este Universo, ¿verdad? Sin embargo el gran físico Feynman nos brinda una sencilla solución: Si no les gusta este Universo, váyanse a otro.

Pero la cosa no acaba aquí, ¡qué va! En estrellas gigantescamente masivas, puede suceder en ocasiones memorables que al final de su vida, y superada la fase neutrónica, explosionen con una violencia colosla, y se contraigan de una manera aún más brutal por causa la fuerza de la gravedad: híper colapso gravitacional al canto. (Alto ahí: antes de continuar, hay que advertir al distinguido público que estos procesos no están aclarados del todo, pues precisan de una teoría que aúne la gravedad con la física cuántica, y esa teoría todavía está en mantillas. En otras palabras: que en la explicación de muchos fenómenos estelares hay diversas hipótesis y mucha matemática, pero poca evidencia experimental. Así que navegamos por mares procelosos. Como siempre...). A esos objetos gigantescos se les llama híper-novas; y cuando peta una de ellas, más vale no estar muy cerca; ni cerca ni lejos. 

A lo que íbamos. Esa contracción es tan salvaje que las partículas elementales se ven obligadas más y más a ocupar  todas ellas el mismo lugar infinitesimal: en el lugar que ocupa un neutrón, o una canica o una bola de 100 metros de diámetro, me da igual, se arrejuntan todos ellos. Sí, como lo oyen: todos juntos y revueltos en un espacio pequeñísimo, cuya densidad es de miles de millones de toneladas por milímetro cúbico. A ese fenómeno se le llama singularidad. Una forma como otra cualquiera de etiquetar nuestra ignorancia. (La cosa la explica la mecánica cuántica, y además demuestra que es así como se comporta la realidad en esas condiciones). ¿Que es increíble? Lo increíble es que todavía nos sorprendamos por esas cosas. Otrosí: en esas singularidades la fuerza gravitatoria tiende al infinito; o dicho en otras palabras: que no hay quién la aguante. Nada debería salir de ese infierno de fuerza gravitatoria, ni siquiera la luz, ya todo lo que pasa por los alrededores es fagocitado por la brutal gravedad. No podemos imaginar lo que pasa en el interior de la maldita singularidad; aunque intuyo que el infierno en comparación debe ser un hotel de lujo. Puesto que en principio no puede escapar ni emitir nada se las llama agujeros negros Pero de ellos, como de tantas otras cosas, escribiré otro día. 

Bueno, bueno, bueno. Para los que hayan tenido el humor de llegar hasta aquí, les dejo una canción del viejo Bob: 

 

https://www.youtube.com/watch?v=vCOUk9o6CyA

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Sobre l'autor

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Salvador Martínez. Jubilado inquieto y curioso, que se pasea por una de las más apasionantes fronteras del conocimiento humano. Ante notario ha dejado escrita la frase que debe esculpirse en su lápida funeraria: "Aquí yace un tipo que dedicó su vida a comprender este mundo y sus alrededores. Fracasó." Y otra debajo: "Es la primera vez que hago un viaje sin tener ni idea de adónde voy"
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