Nuestra amada República está en Siberia

Nuestra amada República está en Siberia

dimecres 05 de setembre 2018 - 17:45 a dimecres 14 de setembre 2338 - 09:15
Nuestra amada República está en Siberia

(En este bonito dibujo se recrea el método de ligue entre un neanderthal y una denisovana. Amor a primera vista).

Tras Une saison en enfer, retomo mis afanes divulgadores. He dado un repaso a la nutrición de nuestros abuelitos más ancestrales, amén de alguna que otra digresión sobre descubrimientos recientes. Ahora me dispongo a analizar nuestra abrupta genealogía desde los tiempos en que Matusalén iba al parvulario.

Pero antes, es preciso referirse a una noticia de rabiosa actualidad. Resulta que por allá de la Siberia han hallado en una cueva un fragmento de hueso perteneciente a una señorita de 13 unos años, fruto espurio de la coyunda entre un denisovano y una nean. Intuyo que debían ir más calientes que una mona, ya que pienso que esos ayuntamientos no debían ser tan frecuentes hace unos 50.000 tacos de nada. (Los denisovanos fueron unos tipos raros que constituyeron una especie diferenciada y que ciscaron durante decenas de miles de años por Siberia). En fin, que la cosa apuntaría a una hibridación entre ambas especies. Hay más: también confirmaría que era posible la fornicación fértil –con descendientes mixtos- inter-especies. En consecuencia, no faltan los que señalan que el concepto de especie, como grupo de tipos diferenciados que solo se reproducen entre ellos, debería ser revisado. Otros apuntan a que la visión clásica de especie continúa siendo válida; lo que pasa es que desde hace 2.500.000 años o así hasta hoy solo ha habido una especie humana con varias subespecies. ¿Vamos bien? Pues, no. No vamos bien. Porque este descubrimiento, lejos de aclararnos dudas, nos ha añadido otras de nuevas.

En mi sarnosa opinión, la cosa dista mucho de estar clara. Porque que se sepa, esa chica no tuvo descendientes fértiles que avalen una nueva especie, o grupo genético diferenciado, mezcla de neas y denisovanos. Por tanto, o no tuvo tiempo de fornicar o era estéril de fábrica. Yo me apunto a esta segunda hipótesis, ya que no se han encontrado más bichos con esas características. Conclusión: es razonable pensar que el tradicional concepto de especie continúa siendo válido. Solo hay que añadirle la coletilla de que únicamente los miembros de una misma especie pueden fabricar descendientes también fértiles.

Dicho esto, vamos disparados a rastrear nuestro linaje empezando por el principio: de cuando Matusalén iba al parvulario.

Primera estación con parada. Por la morfología moderna de la quijada del ardipithecus kadabba se ha llegado a la conclusión es un tipo de nuestra genealogía. Nuestro pariente más antiguo que hemos podido diferenciar de otros candidatos. 5,5 millones de años tiene el caballero, que es la edad a la que nos podremos jubilar si prosperan las reformas de Ciudadanos. Y todavía vivía en un ecosistema forestal, la selva ecuatorial-tropical africana. Está fuera de toda duda el que tenemos que tener un ancestro que ha vivido en la selva, y del que se han derivado otros géneros y especies, entre ellas la nuestra. Y el más próximo en el tiempo que aún se movía por los cocoteros es el chico de los kadabba. Es muy posible que bajara al suelo de cuando en cuando y anduviera a dos patas.

Dejémonos de sandeces multiculturales, relativistas y Pacha Mama. Beethoven es el mayor y mejor exponente mundial de todos los tiempos de la belleza sublime. Lo mejorcito que ha parido la Humanidad. Y no hay más que rascar.

https://www.youtube.com/watch?v=gDpLeyVrgsg

 

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Sobre l'autor

imatge de Vidaydestino
Salvador Martínez. Jubilado inquieto y curioso, que se pasea por una de las más apasionantes fronteras del conocimiento humano. Ante notario ha dejado escrita la frase que debe esculpirse en su lápida funeraria: "Aquí yace un tipo que dedicó su vida a comprender este mundo y sus alrededores. Fracasó." Y otra debajo: "Es la primera vez que hago un viaje sin tener ni idea de adónde voy"
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