(En estas bonitas imágenes se puede ver la jeta del hábilis, su cabeza, o lo que queda de ella, y su tumbao. Observen que la jeta se corresponde poco con el tumbao. En cualquier caso, y vista la pelambrera del menda, es de suponer que se dejaba medio sueldo en la peluquería. Se observa que la cabeza es bastante primitiva. Pero la recreación de su cara le imprime rasgos modernos. Hay algo de humano en él. Si ese era su aspecto, seguro que pensaba. Tal vez no mucho, pero pensaba. Sin embargo, es posible que esa recreación sea idealizada). 

Volvamos a nuestro querido hábilis. Su magín cubica más que el de sus ancestros autralopitecus: 500 y pico cc.; menos que un Seat 600. Pero muy lejos de los actuales 1.400 que tenemos ahora de promedio. Los bonobos gastan uno de 370 cc., por tanto, el incremento no es como para tirar cohetes. ¿O sí? Lo importante es que el cubicaje aumenta y aparecen, inciertas y tímidas, circunvoluciones cerebrales digamos algo modernas.  Desarrolla una industria lítica (de piedras talladas) bastante simple, la cual se denomina modo 1, el más primitivo. Y convendrán conmigo en que un tipo que fabrique herramientas tiene que tener ciertas facultades mentales humanas. Y cierta imaginación, ya que fabrica objetos que no existen en la Naturaleza. A esto, algunos aducen que los fabricaba mecánicamente; sin pensar. Ya. Menuda imaginación tienen ciertos antropólogos...

Es el primer bicho humano que desarrolla una cierta estructura cultural (olduvayense), tímida, pero ya un poco separada del diktat de la Naturaleza y sus trampas ambientales. Pero en absoluto para tirar cohetes. Sea como sea, nuestro habilidoso bicho continúa siendo bastante arcaico, con rasgos anatómicos que le acercan a los australopitecos, nuestros parientes no humanos más cercanos. Podría decirse que estamos ante una especie de transición entre el mundo pre-homo y el propiamente homo. Su estatura no es precisamente motivo de alegrías: unos 90 centímetros; más o menos como el añorado Torrebruno. En otras palabras: o salía zumbando o se lo comían. Su achaparramiento le fue de mucha utilidad para circular por medios cada vez más secos, ya que requería poca energía primaria, poca agua y se exponía menos al Sol. Iba a dos patas, condición sine qua non para hacer herramientas, y tenía una incipiente inteligencia social. Por lo que resta, las habilidades del hábilis -valga la redundancia- apenas evolucionaron. Esto es, que en su recorrido evolutivo no hubo muchas sorpresas culturales; más bien pocas. Tendríamos que esperar a que nuevas especies ¿derivadas de él? empujaran hacia la cultura.

Como he dicho no sé dónde, apareció en el Sudeste de África hace un 2,6 millones de tacos, y perduró hasta los 1,6 millones. Es decir, un millón de años. A eso le llamo yo un éxito evolutivo. Quizá por aquello de que viajen ellos, no se movió de África. Por si las moscas. Y su vida debió transcurrir por el infierno de la supervivencia más brutal. Fijo. Hoy estoy vivo, mañana ya veremos. Y, qué casualidad, de nuevo la polémica está servida: no hay consenso en que sea de nuestro género homo: para algunos no es más que un apunte de transición de los autrapolitecos a los primeros homos. Hay quien sostiene que el bicho más antiguo de nuestro género es el rudolfensis o el ergaster o el erectus. Visto lo visto, en mi opinión sí que  el hábilis es homo y de una manera u otra su genoma se transmitirá a otras especies.

Las diferencias de dentadura respecto a otras especies son notables. Y eso marca. Mucho, ya que nos dice muchas cosas. Disponía de unos incisivos muy grandes y afilados, que le permitían cortar y desgarrar carne. No obstante, si ello hubiera sido tan eficaz, no hubieran necesitado hacer herramientas para efectuar esos trabajos. Así que algo falla en esa conclusión. Además, disponían de unos molares muy potentes, lo que indicaría que su dieta incluía vegetales duros.

Idea luminosa.Todavía es difícil determinar cuál de todos los primeros homos es nuestro abuelico más abuelico. ¿O deberíamos hablar mejor de varios abuelitos?  La Evolución Humana no es un camino recto y en una única dirección, sino que está muy ramificada. Como si se exploraran distintos caminos. El 99,99% fallidos. Nosotros seríamos el 0,01% restante. De entre un porrón de especies homo solo aguantamos mecha nosotros. Y que dure.

Johann Pachelbel fue tal vez el más prestigioso compositor barroco alemán. Hasta que llego Bach.

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