Colombia da un paso y es a la izquierda

Colombia da un paso y es a la izquierda

dimecres 22 de juny 2022 - 13:45
Colombia da un paso y es a la izquierda
Agencia Carabobeña de Noticias (ACN)

Colombia ha dicho sí al cambio y ha dado el primer paso. Más allá de exponer conclusiones apriori de ver los resultados de este nuevo mandato y calificar negativamente la decisión de los y las colombianas, hace falta resaltar que no es un secreto que un país como Colombia, así como muchos otros, merece ofrecer a sus ciudadanos un estado de bienestar, una calidad de vida y un abanico de oportunidades de progreso. Una situación distante de lo que vive actualmente su población. Puede que la excusa de utilizar como espejo la historia de países que han sido azotados por mandatarios de apologías izquierdistas no hayan calado como se esperaba, al final, 11.281.002 colombianos y colombianas han mostrado que quieren este cambio. 

Después que la primera vuelta de las elecciones, el pasado 29 de mayo, pospusiera en una segunda votación un veredicto final sobre el nuevo presidente y dejara en el centro del debate al candidato de izquierdas, Gustavo Petro y al empresario y popular, Rodolfo Hernández, este fue un escenario que pocos se esperaban. El pasado domingo, el pueblo colombiano ha dicho basta y ha expresado su máximo descontento con toda la maquinaria desplegada por la derecha durante más de 200 años, lo que los ha llevado a estar sometidos a una precaria calidad de vida y muy pocas garantías de futuro. Gustavo Petro es el nuevo presidente de Colombia, el primer mandato con una clara ideología de izquierdas que gobernará el país, un nuevo aire, un verdadero cambio. El tiempo expondrá las conclusiones, lo que hay que tener claro es que hará falta más que unas elecciones y un cambio de ideología de quienes lideran para que el país goce realmente de un progreso. El compromiso también es del pueblo, las instituciones, las empresas y diversas entidades. Un trabajo conjunto por el progreso y el bienestar de quienes lo habitan.

La necesidad de cambio se ha hecho evidente desde hace mucho tiempo, pero ha hecho falta la suma de diversos factores para que esta necesidad se acentuara y acabara con la elección de un candidato a la presidencia de izquierdas. Ha hecho falta una pandemia, la cual golpeó drásticamente un sistema sanitario ya debilitado por la corrupción. Así como un aumento de la inseguridad en todo el territorio colombiano, pues cientos de personas han sido asesinadas por robarles un móvil o algo de dinero. El descontento también ha aumentado con las noticias de la masacre -día sí y día también- de líderes sociales. Así como el hecho de convertir el sistema educativo en un lujo y accesible solo para unos pocos ha hecho que se buscara cambiar el rumbo del país. Y, por supuesto, el precario sistema de pensiones para aquellos trabajadores que han cotizado toda una vida laboral y que no han sido compensados con una remuneración económica acorde a los pagos aportados durante su actividad. Toda esta situación que han vivido muchos colombianos, se agrava con una administración títere que ha vivido a las órdenes del expresidente Álvaro Uribe dentro de la política colombiana, el cual, después de la “entrega” de su cargo como presidente, continúa moviendo los hilos de los más corruptos dentro de este círculo político. Un lastre que carga Colombia desde el 2002, hasta el día de hoy.

Los colombianos y colombianas han votado con la convicción de querer un cambio, pese a ello, si se analizan los porcentajes de participación, la victoria de Gustavo Petro ha sido un poco justa, y no aplastante, como debería serlo si se tienen en cuenta tantas injusticias. Sin embargo, esto no significa que Colombia se haya liberado del villano de sombrero y poncho que exalta el paramilitarismo y alimenta la corrupción, pero es un comienzo, en evidencia. Porque cambio habrá, sin duda, ¿cómo será? Aún hace falta tiempo y tregua para responder esta cuestión. No obstante, los colombianos deben seguir exigiendo, como mínimo, que se les ofrezca un estado del bienestar óptimo; un sistema educativo, de salud y de pensiones, como mínimo, accesible para todos y todas, y de calidad, porque no merece menos una población que trabaja y lucha por asegurar un futuro. En definitiva, nada más allá de lo que pide cualquier ser humano que quiere y merece tener calidad de vida.

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Sobre l'autor

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Nascuda a Colòmbia (1993) i lleidatana d'adopció (2016). Graduada en Comunicació i Periodisme Audiovisual per la Universitat de Lleida (2020). Actualment redactora i gestora de contingut propi a Lleida.com. "Vivim la transformació d'una societat i un canvi en la percepció de la vida. Una transformació tan necessària com l'espai que ha d'ocupar el qüestionament a la nostra ment"
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