¿Por qué Dios no va al Aplec del caragol?

¿Por qué Dios no va al Aplec del caragol?

diumenge 17 d'abril 2016 - 19:30 a diumenge 01 de gener 2017 - 02:45
¿Por qué Dios no va al Aplec del caragol?

(En este bonito dibujo a todo color se ve a Dios en formato hippie blanco bondadoso y paternal. He pedido permiso a los mosaicos y a los musulmanes para utilizar una imagen de sus dioses, pero me lo han denegado).

Dios ha muerto (Nietzsche).

Nietzsche ha muerto (Dios).

(Ya se va viendo que donde las dan, las toman. De momento está claro que el gran filósofo alemán cría malvas. No así Dios, del que nada se sabe a ciencia cierta, y nunca mejor dicho. Pero la partida continúa. ¿Para siempre jamás tampoco?).

Tras las gravedades de Einstein, ya dije que hablaría de Dios. He resistido durante meses, años incluso, la tentación de escribir sobre un tema tan cenagoso y complicado como el de la relación entre un supuesto Ser omnisciente, omnipotente y atemporal y la cosa del Universo. Relación causal, por supuesto. Una Conciencia suprema, que ordena todito de Todo. Todos los científicos que he consultado siempre se refieren a la posibilidad de un dios, que asoma como última ratio en las profundidades abisales del conocimiento. Si bien la inmensa mayoría la descarta. Verbigracia: ahora mismo estoy dando un repaso a La partícula divina, del Nobel Leo Lederman y el cacharro me marca que la palabra Dios se repite 46 veces. ¡En un libro de alta física de partículas! Otros insignes científicos han dedicado a la cosa libros enteros: Klaus, Hawking (que se apunta a un bombardeo), Dawkins

La cosa nos preocupa desde que el ser humano empezó a sorprenderse por el decorado diurno y nocturno, y la verdad es que hoy todavía no hemos llegado a evidencias concluyentes. Ni en un sentido ni en otro, que quede claro. Ningún deísmo ha podido demostrar palpablemente la existencia de un Ser Supremo; ni ningún ateo ha demostrado que no exista ese señor. Y la cosa no tiene visos de resolverse a corto plazo. Ni a corto, ni a medio ni a largo plazo. Tal vez sea el sino de la especie humana: tener preguntas fundamentales que jamás obtendrán respuesta cierta alguna. 

Por tanto, hoy los científicos continúan con las mismas preguntas que se viene haciendo, de una manera u otra, la Humanidad desde los tiempos en que Noé era grumete. Pero desde ópticas radicalmente distintas. Y en la mayoría de los casos, las respuestas han supuesto una cierta mirada hacia un ser omnipotente ajeno al tiempo y al espacio. Casi nada. O casi todo, según se vea. A nivel profundo, dice Greene, existe un ansia colectiva por lograr una explicación de por qué hay un universo, cómo ha llegado a adoptar la forma en que lo conocemos y cuál es el principio racional que lo impulsa. Tela marinera.

Primera admonición. Vamos a ver: doy por sentado que un dios tipo Alá o Jehová no existe. Hay que ser muy ignorante para creer que un dios te dice si puedes comer carne de cerdo o las esposas que puedes tener o abstenerte de comer carne los viernes. Eso es una idiotez supina, y que demuestra una vez más que el sapiens sapiens necesita creer en lo increíble para capear una realidad compleja e inquietante. Hablo del afamado y refulgente creacionismo universal, que no deja de dar la vara. Todos esos dioses de pacotilla son antropocéntricos; esto es: creados por el hombre a su imagen y semejanza y para uso y abuso de pastores de cabras y/o camellos. Las cosas son así, y así las cuento. Si hay un dios, lo cual molaría un montón, tiene que ser necesariamente un dios que ordena e impulsa, y que, como conciencia universal, da cuerda a todo el envelat. (Precisión científica, ante todo). Un señor de una elegancia y simplicidad extremas, que tendría su reflejo en la estructura y funcionamiento del Universo. Y un menda todopoderoso y tal, no puede estar hecho de piezas como una batidora: puro, simple, inmortal y omnisciente. Yo lo denomino el Uno. ¿Correcto? De igual manera, Spinoza, uno de mis filósofos de cabecera, entendía a Dios como una entidad que se manifiesta a sí misma en la armonía ordenada de todo lo que existe; y que por supuesto ajeno a las acciones/tribulaciones humanas, las cuales ni castiga ni premia.

Como dicen los sioux, si tienes fe te ahorras un montón de problemas. Eso fijo. Pero se te hará muy difícil comprender la realidad profunda del mundo real. Y aceptarla, y aceptarla.  Dicho esto, intentaré explorar la posibilidad de un Ser superior, al margen del espacio y el tiempo; que impone orden y concierto en el follón universal. ¡Avanti!

Van Halen fue una banda de rock duro que tuvo sus momentos de gloria en los 70 y parte de los 80. La formaban unos pirados-colgados que acabaron como el rosario de la aurora por aquello del sex, drugs and rock and roll.

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Sobre l'autor

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Salvador Martínez. Jubilado inquieto y curioso, que se pasea por una de las más apasionantes fronteras del conocimiento humano. Ante notario ha dejado escrita la frase que debe esculpirse en su lápida funeraria: "Aquí yace un tipo que dedicó su vida a comprender este mundo y sus alrededores. Fracasó." Y otra debajo: "Es la primera vez que hago un viaje sin tener ni idea de adónde voy"
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